31.

441 56 96
                                    

Me sentía extraña estando cara a cara con mi mellizo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me sentía extraña estando cara a cara con mi mellizo. Era algo que quise desde siempre; verlo y hablar con él, pero en ese momento lo sentía incorrecto. Sucio. Nos reencontramos gracias a Laura, pero estuvimos separados en primer lugar por su culpa. Que Sabrina estuviera ahí lo volvía peor. Tuve razón desde el principio.

—¡Sabía que eras una traidora!

Me miraba con pena y lo odiaba. Odiaba tener razón sobre ella. Era una buena actriz. Hizo que me diera lástima para dejarla quedarse en el pueblo. La había encontrado llorando porque extrañaba a sus padres. Maldita mentirosa.

—Déjame explicarte, Izzy

—No me llames así como si fuéramos amigas.

Isabelle, tranquila. Están llamando la atención.

Había olvidado la presencia de Chimuelo.

—No me importa.

—Pero...

Sabrina intentó acercarse, pero se detuvo cuando vio mis ojos rojos.

—Déjala tranquila —pidió Laura.

—Tienes suerte de que no te mate ahora mismo —susurré.

Alex apareció delante de mí, protegiendo a Sabrina con su cuerpo. Estábamos frente a frente. Él era unos pocos centímetros más alto que yo. Mis ojos no habían dejado de brillar y en ese momento, los ojos oscuros de Alex igualaron al cielo.

—No le pondrás un dedo encima a mi hermana.

«¿Cómo la llamó?»

—¿Qué? —susurré.

Sus palabras se sintieron como un ataque al corazón. Esa era la primera vez que me hablaba y fue para defenderla. Eso me tomó por sorpresa haciendo que mis ojos volvieran a su color original. Retrocedí unos pasos para poder verla bien y él devolvió sus ojos al color original.

Sabrina no tenía ningún parecido conmigo o con Alex, pero eso no era suficiente. Mis hermanos tampoco se parecían a mis padres ni a mí. En vez de seguir comparándola con nosotros, lo hice con Laura y ahí encontré el parecido que buscaba. Tenían el mismo tono de cabello y de piel, sus narices eran iguales y los labios tenían la misma forma.

—Es tu hija —. Miré a Laura esperando su respuesta, que llegó con una sonrisa —. ¿Es hija de Alfonso?

Aunque mi mirada estaba fija en Laura, noté que Sabrina hizo una mueca de asco.

—Puedes estar tranquila. No soy una Belfante.

El alivio me duró poco.

—¿Para qué me citaron?

Se miraron entre ellos antes de responder:

—Queríamos que supieras la verdad —respondió Laura.

—¿Cuál verdad?

El reinado del DragónWhere stories live. Discover now