Capítulo 12: Desarmarse

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— ¿Te podés calmar? — Julián no dejaba de dar vueltas a su living. Iba y venía, caminaba de un lado al otro, movía las cosas de lugar y se sentaba en el sillón, para luego pararse y volver a iniciar una y otra vez ese ritual. Agustina solo lo miraba desde el otro rincón, con una manta sobre sus piernas y su teléfono en una mano. — Clara es grande Juli, no creo que le haya pasado nada.

Los ojos del castaño se posaron sobre ella mientras asentía con desgano. No lo pensó mucho. Ni bien llegó a su casa y vio la noticia que era tapa en la principal revista de chimentos del país, la llamó. Su hermana no contestaba el teléfono, daba apagado o lo había configurado para que no entren llamados, no lo sabía, el punto es que no lo atendía. Ni a él ni a nadie.

Agustina también intento bastante tiempo comunicarse con ella al toparse con la novedad. La buscó por el estadio después de haberla dejado ir, la llamó y hasta intento rastrear donde se podría encontrar: solo tenía una hipótesis y era muy difícil de constatar sin mandarla al frente. El número de Enzo Fernández no lo tenía, no quería pedírselo a nadie para no ser tan obvia, pero a la vez de conseguirlo ¿era correcto que ella le escriba al morocho en esta situación? ¿Y si no estaba con él? Clara la mataría. Decidió esperar cuando recibió el llamado de Julián.

Desesperado era poco. Agus se asustó. Lo escuchaba perdido, agónico, angustiado. Ella sabía lo que significaba Clara para Julián y lo mucho que le estaba costando verla mal, porque todos los que conocían mínimamente a Clara la veían mal. Agustina lo escuchó mil veces extrañarla, mil veces preocuparse porque ella viva en otro país, pero todas esas angustias se calmaban al verla y ver que ella era feliz. Feliz con Leandro Paredes. Pero todos los temores de Julián se confirmaron con la separación. Si la felicidad de Clara dependía de estar con Leandro ¿Era realmente feliz? Agustina sabía que eso a Julián lo torturaba profundamente.

— Gracias por venir — la voz del cordobés salió como un susurro. Se recostó en el sillón tomando con sus manos su cabeza. — Me duele la cabeza.

— Tengo ibuprofeno, toma — sacó de su cartera una pastilla y se acercó a él, pasándole una botella de agua también. Él lo tomó, a la vez que ella se ubicaba a su lado. — ¿Me podés creer cuando te digo que creo que está bien?

— Es solo que... ¿vos leíste lo que dicen ahí Agus? — acusó con rabia, señalando al televisor encendido frente a ellos que se encontraba en mute. — Eso no fue así, Clara no tiene porqué bancarse que estos giles digan estas estupideces. Que hablen del pelotudo de Leandro, no de mi hermana — se quejó con clara angustia. Agus estiró su mano para agarrar la de él.

Ella no podía dejarlo solo. Nunca pudo hacerlo. Desde el día que lo conoció que fue así: lo miró y lo supo. Julián era el amor de su vida. De esos amores intensos, fuertes y duros. De esos que te pueden hacer muy bien, pero a la vez muy mal. De esos por los que estas dispuesta a entregar el alma. Agustina lo amaba. Y verlo de esa manera, preocupado, angustiado, siempre la había preocupado y angustiado a ella.

— Ju... por favor. ¿Confías en mí? — Julian la miró. ¿Cómo no hacerlo? ¿Cómo no confiar en la persona que lo acompañó en todas las locuras que se propuso hace años? — Entonces créeme por favor.

— Siempre te voy a creer — respondió y el corazón de Agustina se sobresaltó con ganas. Julián apretó su mano, sintiendo como sus ojos se perdían en los de ella y como su cuerpo se tensaba en segundos. — Agus...

— No — se levantó del sillón con agilidad siendo esta vez ella quien comienza a caminar de forma nerviosa por el espacio — No vine a esto. Ya dejaste en claro que no podemos asique deja de mirarme así

— ¿Así cómo? — Julián se puso de pie, acercándose lentamente.

— Así — señalo con histeria y nervios. — De esa manera... tan, tan estúpida — Él rio, atrayéndola hacia si por su cintura. Agustina lo empujó, poniendo algo de resistencia, pero no la suficiente para evitar que sus cuerpos choquen — ¿Qué haces Juli?

Claroscuro - Enzo FernándezWhere stories live. Discover now