27. RESPETO MUCHO TU DECISIÓN

491 30 0
                                    

NARRA ALAN

No estaba preparado para hablar con ella sobre eso, pero ya que se dio la oportunidad, necesitaba hablarle con la verdad. Omitiría lo que representaba Rebeca o sus intenciones porque sería contraproducente. Si le digo que ella es el enemigo y que la ha tenido cerca de Khoa, se alterará mucho más.

—Está bien. ¿Qué quieres saber exactamente? —pregunté, pues había muchísimo que contar.

—¡Todo! Quiero que me cuentes absolutamente todo, Alan. Desde esa noche que estuvimos juntos me he preguntado si verdaderamente siempre fui tan poca cosa para ti. Al punto de utilizarme de esa manera, solo obtuviste lo que querías de mí y luego me desechaste de tu vida como si jamás hubiera pasado algo entre nosotros. Jamás hice algo que dañara nuestra relación, al menos que para ti el hecho de amarte haya sido el mayor error que cometí... del cual créeme, me arrepiento completamente. Lo único bueno y puro que me diste fue a nuestro hijo —Sus palabras fueron como un puñal directo al corazón.

—¿Si sabes que fue por lo que escuché y malinterpreté que pasó todo esto entre nosotros no es así? —pregunté porque su actitud y sus palabras parecían no demostrarlo.

—¡Lo sé! y aunque le doy vueltas al asunto queriendo encontrar una excusa, no la encuentro. Pudiste haberme pedido una explicación, pero no lo hiciste en lugar fuiste a mi habitación y me pediste que me acostara contigo. Yo como estaba muerta de amor por ti, no lo dudé. Te aprovechaste de eso Alan, para buscar una venganza injustificada. Me dejaste sin decir un adiós, me botaste como si fuera un trozo de papel al cesto de la basura. Justo el día que te fuiste me enteré de que estaba embarazada. ¿Sabes lo que fue para mí? No Alan, no te lo imaginas. De acuerdo, mal interpretaste eso; pero todo lo que hiciste después tu mal actuar, tu inmadurez, tus insultos, tus malos tratos todo nos llevó a esto. Estoy en esta maldita situación ¡Por tu culpa! —sus palabras terminan de lacerar mi corazón por completo, al punto de ya no poder seguir de pie. Me senté en la silla a su lado bajo la mirada sorpresiva de ella y dejé correr un par de lágrimas que ya no podía aguantar.

—No la encontrarás porque aún hay cosas que contar. Discúlpame por mi actuar, por las palabras que te dije, por salir huyendo de lo que sentía. No quería que se volvieran a burlar de mi otra vez —dije cubriendo mi rostro y sin restringir lo que sentía en ese momento. Me permití llorar frente a ella, había soportado mucho estos últimos meses. Ya no tengo paz mental desde que supe todo lo que pasó con Susy y mi hijo y como cereza al pastel Rebeca. Respiré profundo un par de veces antes de quitar las manos de mi rostro. La miré y ella me miraba más que sorprendida.

—¿Podrías contarme? —me preguntó con un tono más calmado. Asentí y comencé a narrar la historia que había tenido con Phoebe. Ella solo me miraba atenta poniendo atención a cada una de mis palabras. Esta vez parecía poder entender un poco más el porqué de mi actuar y manera de desconfiar. Terminé de narrar lo sucedido y no obtuve ningún comentario de su parte. Me aventuré a tomar su mano y a dejar un beso en ella.

—No es justificar el daño que te hice porque no hay justificación para todo eso. Perdóname, Susy, yo de verdad fui un idiota por dejarme llevar por el pasado. Por creer que tú eras igual a Phoebe. Te juro que no quería pasar por esa humillación una segunda vez, al escucharte decir eso para la grabación me hizo pensar que tu solo estabas conmigo por interés. Me dejé llevar por la ira, soy un idiota, un estúpido, un completo imbécil que perdió a su familia por no saber preguntar o escuchar. Se que has sufrido demasiado por mi culpa, pero quiero estar contigo. Déjame enmendar mis errores, estar a tu lado, poder apoyarte en todo lo que necesitas. Estar con Khoa todo el tiempo. No he podido dejarte de amar en todo este tiempo muñeca. Susy por favor dame una oportunidad —le pedí desde el fondo de mi corazón. Ella quitó su mano de entre las mías y dio una risa sarcástica.

—Ibas por un muy buen camino hacía el perdón, Alan, pero eso ultimo te arruinó por completo. ¿Cómo puedes hablar de una oportunidad después de todo eso? ¿Como pretendes que yo venga y haga como si nada hubiera pasado? Que tuviste tus razones para desconfiar de mi por tu pasado lo entiendo, pero no todo lo que hiciste después para desquitarte. Jamás te voy a perdonar que me hayas enviado ese mensaje restregándome a tu novia Rebeca, con la cual aún tienes una relación. Es demasiado tu descaro, Alan. Estaba por bajar las escaleras cuando ese mensaje llegó a mi celular y mírame aquí estoy, ¡Mírame! Postrada en una cama, esclavizada a una silla de ruedas. No poder hacer muchas cosas con mi hijo. ¿Sabes lo duro que fue para mí no poder sostenerlo por primera vez sin ayuda? No poder estar con él las primeras semanas de su vida. No poder arrullarlo por las noches cuando lloraba porque tenía su pañal mojado o por hambre y no poderme mover para atenderlo. No poder cambiarle su ropita, bañarlo, preparar su primera papilla. No te culpo por mi caída, te culpo de la mala intensión que tuviste al enviarlo. Querías lastimarme y mira de qué manera me lastimó. Yo ya no te amo como antes Alan. Tú y yo no podríamos ni ser amigos. De mi parte tu no podrías ser algo más que el padre de mi hijo. Tu pasaste página, ahora estas en una relación con Rebeca, por lo que se también piensan en casarse, tener hijos. Yo te he respetado, jamás me he metido entre ustedes y jamás lo haré. Ahora te pido que me respetes y sigas guardando tu distancia de mí. Al menos ahora se la verdad y aunque me duele el que no tuvieras el valor de preguntarme o pedir una explicación, no cambia las cosas ya vividas y el dolor que causaron. No te alejaré de Khoa porque eres su padre y porque no solo es mi hijo. Si quieres venir a verlo todos los días puedes hacerlo —dice entre pequeñas pausas y sollozos.

Pude ver y sentir su dolor, yo solo me quedé escuchando cada una de sus palabras que ya no podían dolerme más que las anteriores.

Mi muñeca piensa que yo le envíe ese mensaje, que yo quería afectarla y no fue así. Apreté mis puños cuando mencionó lo que había pasado antes de caer por las escaleras. Mis dudas habían sido contestadas, ese mensaje provocó todo esto.

«¡Maldita seas Rebeca! ¡Maldita seas!»

Asentí levemente en derrota. Sabía que por los momentos no podía pedir más de ella. Ya que estaba en toda la razón, necesitaba tener bien lejos de nosotros a Rebeca para poder seguir insistiendo. Necesitaba ganarme el perdón de Susy a como diera lugar. El que mencionara que ya no me amaba como antes me asusta muchísimo.

«¿Verdaderamente habrá dejado de amarme o solo lo dijo para herirme?»

—Respeto mucho tu decisión, pero solo puedo decirte que no descansaré hasta volver a tenerlos en mi vida —dije con determinación a lo que ella solo negó y rodó sus ojos.

Me puse de pie y caminé hasta la puerta al abrir estaban mis hermanas y su mamá pegadas a ella. Provocando que casi cayeran al suelo. Negué al verlas con cara de vergüenza. Los días fueron pasando y tal como Susy me había ofrecido, venía a estar con Khoa casi todo el día. Se estaba poniendo cada día más hermoso. Tenía una sonrisa que vuelve loco de ternura a cualquiera. Los rollitos en sus piernas y brazos que lo hacían ver más tierno y adorable, no puedo creer que hoy ya mi hijo tuviera 11 meses de vida. Rebeca solo me llama y a veces contesto, pero otras veces no. Cuando me llama y le comento que tengo algo que decirle me responde de que después lo hablemos, que está muy cansada, que tiene que colgar porque la necesita su madre, por lo que no he podido decirle que no deseo estar con ella. Quiero hacerlo de una manera pacífica, no ha vuelto desde hace 2 meses. Por mi abuela sé que están como de viaje con su padre en una playa, mientras a mí me dice que está en la universidad. No me interesa que me mienta, pues ya sabemos qué tipo de persona es. Lo que quiero es terminar todo esto de una vez y ya saber cuáles son sus intenciones de dañar a mi familia. Venía de comprar la provisión de mi hijo y muchas chucherías para Tiam y Argus. Cuando estaba llegando a la casa de Susy, me llamó la atención un auto color gris afuera de esta. Estacioné el auto y bajé algunas cosas. Toqué el timbre y Jia fue quien me abrió. Su cara no era de buenos amigos.

—Alan, saca a esa mujer de la casa o te juro que le pincho esos globos que tiene de senos. Luego regresas, porque tienes muchas explicaciones que darme. Especialmente, ¿Como es eso que te vas a casar con ella el próximo fin de semana?

Jugaste y sufríWhere stories live. Discover now