12

2.5K 313 470
                                    

12 | La práctica hace al profesor y la piel se pone de gallo

Donghae

Había estado con hombres que besaban muy mal teniendo experiencia sexual, así que, para ser virgen, Hyukjae lo estaba haciendo bastante bien.

O quizás era mi cuerpo humano y su sensibilidad al toque. Si normalmente me gustaban sus caricias, en aquel momento sentía que podía derretirme.

Y eso que no hacía calor en mi apartamento. Hyukjae se había empeñado en bajar la temperatura antes de sentarse en el sofá. Y no había podido negarme. De verdad. Me sentía como si él fuera el íncubo y yo el humano y se hubiese colado en mi cabeza para convertirme en un bobo que haría cualquier cosa por tenerlo sobre mí.

Bueno, debajo, porque en aquel momento me encontraba sobre sus muslos. Tenía mis manos encima de su camiseta de manga corta, justo donde estaban su pecho duro y su corazón acelerado. Él tenía una en mis lumbares y la otra metida en mi pelo. Las apretaba con fuerza e intentaba seguir el ritmo de mis besos.

Tenía mucho potencial para convertirse en un excelente besador. Tanto como para convertirse en un gran dominante.

Esperaba que tardara mucho en enamorarse de mí, porque no quería que aquello se terminara nunca. Lo que quería era ayudarlo a ser un experto. Disfrutar de su boca y de los suspiros que soltaba cada vez que mi piercing acariciaba su lengua.

Disfrutar de sus grandes manos tocándome todo el cuerpo porque no sabía dónde dejarlas.

Disfrutar de su voz grave dándome órdenes.

Disfrutar, disfrutar, disfrutar.

Tiró de mi pelo hacia atrás para alejarme de su boca y respirar. Yo no necesitaba tomar aire, así que le di unos segundos para que recargara sus pulmones y traté de lanzarme otra vez, pero me lo impidió con otro tirón. Sentí el dolor en mis entrañas.

—Haciendo eso solo consigues que quiera besarte más —le recordé.

Él me miró con los ojos entornados. Su pecho subía y bajaba a toda velocidad debajo de mis manos. Me clavó las yemas de los dedos en la espalda, justo donde debería estar mi cola, y me retorcí, echando las caderas hacia delante.

Hyukjae gimió. Acababa de rozar su erección con mi trasero. Yo no era el único sensible, al parecer. Cierto semental se ponía duro con cualquier cosa.

Qué divertido.

—¿Ya? —pregunté.

Tomó aire y meneó la cabeza en negación. Hice un mohín, pero en el fondo me gustaba que se resistiera. Así podía provocarlo más.

—Esto no está nada bien —murmuró. Quizás para mí, quizás para él mismo.

Hice amago de acercarme y me detuvo. Su puño estaba muy firme en mi cabello. Reí encantado. Y como mi cara no podía tocarlo, deslicé las manos desde su pecho hasta sus hombros y después hacia abajo, surcando sus músculos por encima de la camiseta. Llegué al final de la tela blanca y los metí debajo. Su abdomen se contrajo en cuanto lo rocé superficialmente.

—Vale, ya.

Él lo dijo y también él empujó mi cabeza hacia la suya. No pude sonreír antes de que abordara mi boca. Era torpe y dubitativo, pero se sentía tan, tan bien.

No sé cuántos besos nos dimos ni cuántas veces paró a descansar. Muchas. Demasiadas. Ni los soñadores ni los demonios necesitaban tomar aire. Era algo que había imaginado que podía pasar, pero no esperaba que a los humanos se les gastara el aliento tan rápidamente.

El orgullo de un íncubo [EunHae +18]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن