100

4K 352 46
                                    

Pov Narrador omnisciente. 

Las grandes y pesadas puertas de la mansión de los Kingston se abrieron, una camioneta negra lujosa y brillante iba ingresando a la morada de los líderes de Akela luego de que aquel auto haya pasado por los guardias que custodiaban la entrada. 

El sol poco a poco se iba ocultando cuando uno de los vehículos blindados de Akela llamó la atención de muchos dentro del pueblo, así que nadie se abstuvo de cuestionar sobre aquellas personas que ingresaban a la manada, ya que infiriendo, se sabía que no eran sus reyes.

⎯Bienvenido, príncipe Félix ⎯ uno de los guardias le dio un cordial saludo al mellizo menor de los Kingston-Herbert, haciendo una reverencia luego de que aquel alfa haya bajado la ventana del auto para confirmar que era él quien estaba esperando a que le abrieran. 

⎯Díganle a mi hermano que estoy aquí, por favor⎯ Félix pidió quitándose sus lentes, mirando de reojo la parte trasera del auto⎯ tengo...un pequeño recado para él.

⎯Enseguida⎯el guardia no tardó en acatar su orden, llamando a uno de sus compañeros para que realizara la petición del Kingston.

Felix tarareó tranquilamente, toqueteando con sus dedos el volante de su camioneta, unas grandes ganas de fumarse un cigarrillo le habían llegado de repente, así que esperaba salir de esto rápido y así darse su pequeño gusto.

Además, tenía que ir a buscar su amada y preciosa motocicleta, tuvo que dejarla en Polonia para que pudiera ser transportada aparte dado que no podía traerla con él. 

 ⎯El Alfa Kingston lo espera en su oficina ⎯ El mismo guardia le habló luego de que le dieran respuesta por su intercomunicador.

Félix asintió sin mirarlo, preparándose para el futuro mierdero que estaría a punto de suceder.

Los pasos rápidos de Bastián lograban acaparar miradas curiosas por parte de los trabajadores, no solo era por su tan intimidante caminar, sino también por el rostro tan serio y gélido que mantenía, al igual que el fuerte olor que destilaba

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Los pasos rápidos de Bastián lograban acaparar miradas curiosas por parte de los trabajadores, no solo era por su tan intimidante caminar, sino también por el rostro tan serio y gélido que mantenía, al igual que el fuerte olor que destilaba.

No era tan sorprendente como la actitud de su otro líder, ya que ver a su luna en ese mismo estado era algo que no se veía todos los días.

⎯¿No que él diría que llegaría con días de anticipación?⎯Ian casi soltó un gruñido caminando a la par de su marido. En ese instante agradeció que su Eli estuviera tomando su siesta luego de ser acorralado por aquella noticia ⎯ mi cachorro está aquí, esa gente es un peligro para él. ¡NO los quiero en mi casa, Ryu!

⎯Los trasladaré a los calabozos, Ian⎯Bastián hablo casi con neutralidad aun sin mirarlo, solo concentrándose en caminar hacia la entrada del castillo⎯ no tienes porque preocuparte.

⎯No entiendo cómo eres capaz de decirme esto⎯Ian rió sin gracia, sin terminar de digerir el tremendo giro que le dieron a su bonita tarde de domingo. 

Cachorrito Perdido - ABDLWhere stories live. Discover now