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Pov Bastián Kingston 

El olor a desinfectante inundaba mis fosas nasales, los distintos llantos de los niños llegaban hasta cierto punto a desesperarme, y el que uno de esos lloriqueos perteneciera a mi pequeño lo hacia peor

Veía, desde la incomoda silla de plástico a mi esposo frente a mi, caminando en circulos, arrullando a nuestro bebé y dándole palmaditas en su espalda, para intentar calmarlo y si se podía, que durmiera un poco mas

Pero no, al parecer, los planes de mi preciado hijo eran llorar hasta quedar sin garganta y a este paso, creía que yo también

Intente cantarle, arrullarle, jugué con el y quise dormirlo, pero nada servia, ni siquiera tomar pecho o tener a coco en sus manitos

A lo mejor, era el ambiente desarrollado en el hospital, mientras esperábamos nuestro turno, las caras, olores y miradas de distintas personas no hacían mas que atormentar a mi príncipe, y lo comprendía, porque realmente yo estaba casi igual que el en ese instante

Me levante de mi asiento una vez que no pude soportarlo mas, y con una mirada mordaz, me dirigía a la pareja de señores que frente a nosotros, cuchichiaban y susurraban entre ellos

-¿Acaso nunca han visto a un cachorro llorando? - pregunte intentando ser lo mas cortes posible, y así, no explotar frente a ellos- y no, no es porque seamos malos padres, se trata de criar a un niño que esta en pleno desarrollo, la paternidad no es color de rosa, entiéndanlo - respondí fríamente, molesto al escuchar las distintas quejas que ellos arremetían hacia nosotros 

Ignore la mirada amenazante que Ian me dirigía, y me concentre en esperar una respuesta de alguno de esos dos, quienes, algo sorprendidos, abrían y cerraban la boca como pescados

Parecen viejas chismosas así luego de ser encontradas por segundas personas 

Solté un bufido y cerré mis ojos por un momento, quería equilibrar mi propia energía y poder, antes de cometer cualquier tontearía por impulso de mi gruñón lobo

Sin esperar algún comentario de ellos, les di la espalda y me senté al lado de mi marido, quien, aun fulminándome con la mirada, abría una parte de su camisa, solo para hacer que Elio se enganchara en su pezón 

Tome la pequeña manta de dinosaurios de mi hijo, y la coloque sobre ellos. Blake gruñía con tan solo pensar que la gente mirara mas allá de lo que debería

-Elio Briar Kingston Fox - Ian y yo dirigimos nuestra vista a la dulce enfermera, que, en medio de la sala, miraba a todos lados intentando buscarnos, hasta que, luego de pararnos, ella nos sonrió y nos señalo una puerta- la doctora West los espera, adelante

-Muchas gracias- le di un asentimiento de cabeza, pasando uno de mis brazos por los hombros de mi omega, en un intento de apegarlo a mi. Ian tuvo que seguir amamantando a nuestro cachorro aun caminando, pues, Elio, no tenia ninguna intención de despegarse por ahora


(...)

El olor a aromatizante y a dulces podría considerarse relajante, aun mas, si se tratan de niños pequeños que se encuentras en algún proceso de ayuda psicológica

La habitación era algo hogareña, era mas de lo que esperaban, pero realmente no les sorprendía. Uno de los mejores hospitales de Akela no podían tener menos que esto

Habían unos bonitos sillones y banquillos de princesas y paw patrol aun lado, y algo alejados, había una mesita de colores, llena de juguetes y hojas para dibujar

Cachorrito Perdido - ABDLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora