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Los ojitos brillosos de Elio debido a las lágrimas observaron todo el lugar, su boquita levemente abierta, soltando pequeños suspiros que se colaban en el cuello de su mami.

Se habia despertado media hora después de la conversación entre Ian, Bastián y Casandra, sorpresivamente, fuera de su little space, Milo se habia escondido, y el cachorro no pensaba salir hasta que volvieran a casa, acurrucado en el nido con sus papis tomando algo de teti.

Elio no pudo contradecir a su lobo, al fin y al cabo, él tenía unos pensamientos muy similares. Aun cuando miles de dudas y miedos se arremetieron en su cabeza, sabía que el único lugar en donde estaría completamente a salvo serian los brazos de su mamá y su papá.

—Elio, corazón, ya es tarde y tenemos que despedirnos de Cas, ¿no piensas darle un abrazo de despedida?.

Elio alzó su mirada, para conectarla con la de su mami, mamá lo dejó con suavidad en el piso, besando con cariño su tibia frente. El menor sonrió levemente ante el gesto, y no dudo en refugiarse en sus brazos nuevamente, amaba el olor de su madre, era demasiado calmante y arrullador, lo hacía suspirar y su lobito movía su colita emocionado. 

—Nos vemos, Cas— Elio abrazó a su hermana, sonriendo suavemente cuando Casandra lo apresó con cuidado entre sus brazos—¿vendrás a visitarnos?.

La pelirroja dejó un beso en su mejilla, esperando que la sorpresa y curiosidad que sentía no cruzara por su rostro. Todavía no se acostumbraba a ese nuevo "Elliot" que estaba conociendo, su voz y todo el transmitía ternura a su paso, incluso su voz, era mucho más cálida y hablaba con una inocencia en un tono algo bajito que al principio le causaba escalofríos.

 ¿Este era el Elio que siempre tuvo que existir?, fue una pregunta que se formuló en su mente, observando los delicados rasgos pertenecientes a su hermano.

Parecía idea suya, pero Eli a sus ojos era como un muñequito de cristal, su piel lechosa con un tenue color rosita en sus mejillas, las pocas pequitas en el puente de su finita nariz, sus ojos parecidos a bambi, si no fuera porque son dos estrellas de un color azul verdoso raro, pero único, iguales a los de su padre alfa solo que mantenían un brillo lleno de curiosidad e inocencia impresionante. 

Su cabello también habia crecido, ahora sus rizos definidos caían como cascadas llegándole un poquito más abajo de su oreja, era tan abundante y sedoso que la bruja no pudo evitar pasar sus dedos por aquellos hermosos rulos.

—Nos vemos Eli —Casandra se colocó a su altura, sonriendo con completa ternura al sentir el olor natural de Eli que estaba combinado con una colonia y talco de bebé.

Literalmente, Elio olía a bebé.

—Tengo que volver a la escuela, pero cuando tenga días libres podré llamarte, ¿te parece? —La chica ofreció, recordando que Ian y Bastián le comentaron que al principio, Elio en sus primeros días lloraba por ella, queriendo llamarla.

Su escuela no permitía aparatos electrónicos, fue un golpe duro realmente, estaba acostumbrada que aunque no utilizara el teléfono, lo mantenía en su bolsillo. Ahora, tenía horarios para llamar a sus seres queridos, y en sus semanas de adaptación, no tenía permitido nada de eso, a excepción de cartas enviadas por búhos hacia sus hogares.

—¡Si! —Elio exclamó alegre, olvidándose por completo que minutos atrás lloraba y sollozaba abrazado a su mami.

—Que tengas un buen viaje Cas —Bastián le sonrió, dándole un pequeño abrazo. A diferencia de otros invitados, los Relish tenían su propia y única manera de ir a casa.

No les sorprendía mucho que fuera en escobas, al fin y al cabo es el medio de transporte tradicional de su especie. Lo que sí les sorprendía es que ya Casandra sepa montar una escoba en tan poco tiempo. La pelirroja bromeaba diciendo que eran sus ancestros Maxwell quienes la acompañaban en esa travesía.

Cachorrito Perdido - ABDLМесто, где живут истории. Откройте их для себя