Capítulo-5 Un traidor en la sombra

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--Sadie--

29-agosto-1899.

Mirador de la herradura — Heartlands.

Al atardecer, mientras Arthur me explicaba las "brillantes" ideas de Dutch, hablando con ironía, observé como Molly se alejaba del campamento, se subió a un caballo y se alejó con discreción, evitando a Karen y Javier Escuela que vigilaban los distintos accesos al campamento.

Intrigada, comencé a seguir a Molly en la distancia, con mucho cuidado de que no percibiera mi presencia, en ocasiones escondiéndome entre la espesa vegetación. Al llegar a Rhodes, se alejó de la calle principal, dirigiéndose a una casa aislada, próxima a la rivera de Kamassa River. Antes de entrar la observé asustada, como si temiera que alguien la descubriera.

Con mucho cuidado di un rodeo, vigilando los distintos flancos del emplazamiento, asegurándome de que nadie detectara mi intrusión. Tras aproximarme a una ventana, en su interior observé a Molly, se la veía asustada e inquieta, no daba la impresión de que estuviera en dicho lugar por voluntad propia. Dos agentes de Pinkerton estaban coaccionándola para que hablara y diera detalles de la banda. Uno de ellos tenía mirada seria y bigote. El otro agente era un poco más alto, algo más delgado, daba la impresión de que fuera calvo. Su rostro me resultaba familiar, como si ya lo hubiera visto con anterioridad.

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Norte de Annesburg.

05 de mayo de 1889.

La voz del agente Milton me trajo recuerdos que creía olvidados. Llevaba muy pocos días con los Adler, aun no les había cogido confianza, por lo que apenas hablaba, solía mostrarme muy reservada y algo desconfiada. En ese momento estaba jugando con mi hermano Jake, cuando de pronto, mi padre hizo que nos escondiéramos en el dormitorio de nuestros padres. Tras unos minutos de silencio. Me asomé por la ventana, en la entrada de la casa se encontraba el agente Milton, más joven y con un compañero diferente, negro y robusto. Con la oscuridad de la noche no pude apreciar más detalles a la luz del candil que colgaba a la entrada de nuestra vivienda. El agente Milton hablaba muy fuerte o yo poseía un oído muy agudo, pues no tenía dificultades en escuchar la conversación. Nuevamente sentí un escalofrío que se suscitaba cuando presentía que algo malo podía suceder o me hallaba cerca de una persona peligrosa.

Tras la presentación de rigor, comentaron con nuestros padres como estaban buscando a una niña desaparecida que se había fugado de un orfanato. La descripción coincidía con la mía. Los agentes sospechaban que debería de hallarse por los alrededores, buscando casa por casa. Cuando el agente solicitó entrar, mi padre les indicó que solo tenían un hijo varón pero que tanto él como su esposa estaban durmiendo. Si insistían en entrar en la vivienda sin su autorización, se vería obligado a defender a su familia. Tras una conversación algo más seria, los agentes se marcharon enfadados.

Poco después mis padres adoptivos discutieron en cuanto a la razón por la cual mi padre me había ocultado. Los Adler no sabían nada de mí y resultaba evidente que la niña que los agentes estaban buscando era yo. Sin embargo mi padre no se fiaba de ellos tal y como deduje por sus palabras. Los Pinkerton tenían la fama de utilizar métodos brutales para lograr sus objetivos, entre los cuales se contaban secuestros, chantajes, intimidación e incluso asesinatos. Según escuché en posteriores conversaciones entre mis padres, los Pinkerton estuvieron espiándoles y siguiéndoles durante días, hasta que se cansaron dando por hecho que no sabían nada de mí.

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Mi pequeño viaje al interior de mi subconsciente me hizo perderme la conversación entre Molly y los agentes, pero por los aspavientos de Milton, no daba la impresión de que se sintiera satisfecho con las respuestas de la dublinesa. No creí conveniente enfrentarme a ella con los Pinkerton tan cerca, más aun temiendo que pudieran reconocerme, de modo que esperé a encararme a ella en el campamento.

La paradoja de SadieOnde as histórias ganham vida. Descobre agora