Capítulo-2 Tiempos de sosiego y reflexión.

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15-julio-1899.

Mirador de la herradura. Heartlands.

Pasaron las semanas y sentía que de nuevo podía disfrutar de relativa paz, poco a poco fui cogiendo confianza con el resto de la banda. Pese a no haber conocido a muchos bandidos, pude observar como estaban muy unidos y actuaban como una familia en la que todos se cuidaban e interesaban unos por otros.

De modo ocasional los diversos miembros de la banda se acercaron para interesarse por mí y hacerme sentir a gusto. En todo el tiempo que pasé con ellos, comencé a conocer su personalidad y modo de ser. Dutch como líder del grupo, se preocupaba por todos, hablaba con autoridad y se notaba que era muy elocuente, disfrutaba fumando puros y escuchando discos de ópera. Su esposa Molly no me inspiraba mucha confianza, tenía una mirada altiva, era muy gruñona, quejándose por todo y solía actuar como si fuera una reina. Karen era impulsiva y alocada, pese a ser agradable me pareció que tenía la tendencia a beber más de lo conveniente. Tilly se mostraba un poco más arisca y solía ir a su aire, aunque no era mala persona, Mary-Beth resultaba un encanto de chica, romántica, soñadora y le encantaba leer tanto como escribir en su diario. Sin embargo, aprovechaba su dulzura para embaucar a los más confiados para luego robarles o sonsacarles información valiosa, a juzgar por las anécdotas que solía contar.

Abigail poseía un carácter fuerte, se parecía a mí, y la que más preocupación mostraba por mi bienestar, aunque también sobrellevaba sola la educación de su hijo a la par que batallaba con su marido. Susan Grimshaw resultaba la más mayor de las mujeres, de carácter férreo y autoritario, se ocupaba de que el campamento funcionase como una maquina bien engrasada. Hosea Matthews era el segundo al mando, después de Dutch, era un charlatán y un estafador nato, capaz de embaucar al más pintado. Sin embargo, se notaba que se preocupaba por el resto del campamento, prestando especial atención a Abigail, como si hubiera una relación más estrecha. Con el tiempo descubriría que era su padre, aunque también me trataba con mucha amabilidad. Arthur iba de tipo de duro, pero percibía que en el fondo no era tan malo como pretendía aparentar. Con el resto no tenía demasiada confianza, especialmente con Micah, que me daba muy mala espina.

Algunos días después las chicas me invitaron a ir con ellas al pueblo, pero yo no estaba de humor, no dejando de darle vueltas a todo lo que había perdido, lo sola que me encontraba y lo mucho que echaba de menos a mi querido Jake.

Con el paso de las semanas, los atracos, asaltos, y demás operaciones exitosas, la caja de contribuciones se iba llenando centavo a centavo y con ello pudimos mejorar el campamento, las carretas, los alojamientos de todos los miembros de la banda, añadimos postes para los caballos, y compramos un corral para las gallinas.

Al atardecer, viendo como Pearson y Hosea montaban el gallinero cerca de la carreta del cocinero, me vinieron recuerdos de un tiempo pasado.

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Rancho Adler Ambarino.

07 de septiembre de 1896.

A pesar de que la familia de Jake vivía en Annesburg, yo necesitaba aislarme del mundo, de modo que compramos una parcela en la zona más remota de Grizzlies. Contratamos a un experimentado carpintero, padre de dos hijos, aunque Jake y yo insistimos en ayudarles, ya que deseábamos sentir que en parte habíamos contribuido a construir nuestro hogar.

A lo largo de los días construimos la vivienda, el establo, y un cercado donde mantener los caballos que criaríamos. Una vez acabada la casa, Jake y yo nos casamos ante sus padres como testigos de la boda.

A pesar de que los Adler me conocieron como Sarah, decidí cambiarme el nombre a Sadie, en un intento por iniciar una nueva vida que esperaba fuera mejor que lo que habia experimentado hasta ese momento. En nuestra corta vida de casados, nos manteníamos con lo que sacábamos de la crianza y la venta de caballos, principalmente Árabes, Purasangres y Fox Trotter de Missouri.

La paradoja de SadieWhere stories live. Discover now