Loria la Capital Capítulo XX

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Asdras y sus compañeros se quedaron detrás de una pared evaluando la situación. Los caballeros apostados en la entrada parecían estar vigilando, algunos de ellos se adentraron. A él solo se le ocurría una opción para salir de ahí.

—Pelearé —dijo Asdras.

—Son como treinta —señaló Boulus.

—¿Y si estamos malinterpretando la situación? —dijo Salina—. Tal vez no están buscándonos, solo hacen su rutina.

Asdras suspiró, estaba muy tenso, no deseaba luchar, por primera vez quería infiltrarse sin llamar la atención.

—¡Muy cierto! —dijo Crisanta—. ¡Caballeros, aquí está Asdras de Campolivo! ¡El que cortó la cabeza a la nueva santa! —gritó tan fuerte que su voz retumbó en todo el callejón.

A lo lejos, unos caballeros, voltearon, y cinco de ellos se adelantaron hacia dónde estaban Asdras y los demás.

—Tenía que hablar —dijo Asdras molesto.

—Desde ahora empecerá a hacerlo —dijo Boulus—. No podremos escondernos.

—Ahí vienen —chilló Salina.

Asdras tomó aire, trató de estar relajado.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó uno de los hombres, su armadura era reluciente y su espada larga centelleaba con las luces púrpuras—. Explíquenme eso de que decapitaron a una santa.

—Es solo una broma —Boulus se adelantó.

Los compañeros del sujeto llegaron, cada uno lucía más amenazante que el anterior.

—Me acompañarán para hacer unas averiguaciones —sentenció el tipo.

—¡Señor! Soy Crisanta, y este sucio blasfemo cortó mi cabeza —espetó Crisanta—. Y la metió dentro de una caja, ¡mátalo!

Los demás caballeros desenfundaron sus armas al mismo tiempo. Uno de ellos dio un grito de alarma. Y antes de que pudiera decir todas sus palabras, Asdras lo rebanó con su acero. La sangre salpicó a los demás.

—¡No! —dijo Boulus.

La batalla inició.

Asdras se defendía de tres ataques simultáneos, era más fuerte y rápido que sus contrincantes, pero cada que caía uno, entraban dos más a reemplazarlo.

La música y los vapores exóticos del distrito púrpura se transformaron en gritos y olor a hierro.

—Son demasiados Asdras —dijo Boulus que se defendió de un ataque—. Incluso para ti. Debemos huir.

—¿A dónde? —preguntó él lanzando un tajo.

—¡A dónde sea! —respondió Boulus esquivando una espada que iba a su cabeza.

Salina se quedaba detrás, ver tantos enemigos la abrumaba. Cuando alguien le agarró de la mano. Instintivamente ella sacó su daga y la clavó en una rendija del casco de un caballero, el sujeto retrocedió y cayó inerte. La primera vez que mató.

Boulus volteó a ver lo que había hecho, distrayéndose. Eso fue lo que bastó para que recibiera un corte en el pecho.

Asdras se quitó de encima a tres caballeros y saltó para acabar a aquel que atacó a su amigo.

Boulus se palpó el pecho, luego fue hacia Salina. No había tiempo para hablar, debían huir o morirían.

Asdras se detuvo, los caballeros se prepararon.

—Soy Asdras de Campolivo —anunció—. Soy el que decapitó a la nueva santa, y estoy en la ciudad para hacer caer a la Iglesia, quiero que lleven ese mensaje.

Devuelve mi CabezaWhere stories live. Discover now