Un beso

37 4 1
                                    

Respecto a Pablo, les quiero decir que para esos ex amores que también merecen ser amados, me siento feliz porque después de tantos años (3 años después de mi boda) Pablo encontró a una chica que es muy talentosa, amable, tienen mismas metas, gustos, son perfecto el uno para el otro. Me agrada ver que todos somos merecedores de amor y que es posible encontrarlo, pero no siempre lo entendemos, es más fácil cerrarnos al amor, que nuevamente creer y siempre es por el miedo a obtener un resultado llamado daño emocional.

No deberíamos de condenarnos a reprimir lo que sentimos.

- Mi linda Ali tenemos unos boletos para una función, es un dorama muy romántico. – Susurró André.

Rodee su cuello con mis brazos y a pocos centímetros de distancia le confesé lo mucho que lo amaba, después lo bese, la textura suave de sus labios, aquella que me descontrola. La sensación de juntar nuestros labios es perfecta. Él me tiene escribiendo frases de romance todo el día entre suspiros románticos.

Leer un libro de romance es bueno, pero es muchísimo mejor vivir tu propia historia de romance.

Mi música es su voz y su risa,

Mi paisaje sus lunares y cicatrices,

La mayor obra de arte, es aquella que creamos con amarnos.

André su nombre lleva gran parte de mí, de lo que viví a su lado, de lo que realmente fui, un gran crecimiento personal, primeros abrazos con gran gusto y amor, primer amor, me atrevería de llamarlo de tal manera incluso si no era él, porque, aunque no lo quisiera, fue quien marca un verdadero sentir que no pensé que me pasaría, El principio de este preciso libro, desde la primera mirada esquivada y los saludos inevitables.

- El atardecer de hoy tiene una pigmentación dulce. – Señaló el cielo.

Siempre nervioso como la primera vez.

Dulce amor de verano que se expande al por siempre.

La película reflejaba una pareja con un final no feliz, de aquellos que te dejan con un vacío pasajero, pero de aquellos con temor, porque estamos tan acostumbrados a tener la presencia de nuestra pareja a nuestro lado, que quizá aseguramos algo que no es nuestro, esa pequeña realidad que nos golpea, no valoramos a las personas cuando las tenemos, no derramamos amor en su máxima expresión porque ya tenemos algo aparentemente seguro, que mentalidad tan conformista y poco agradable. Y todo pasa a ser una rutina. No hay besos sorpresa, abrazos que te llevan a ver las estrellas, se va deteriorando lo que no cuidamos.

Al llegar a casa André dejo un pastel en la mesa de centro.

- ¿Por qué? – Pregunte señalando el pastel.

- Porque es importante celebrar cada día que pasamos juntos, ¿no lo crees?

- Me encantas.

Pero confesare que soy débil al sentir sus manos acariciarme. Me desarma de una manera bonita, ni si quiera sé si eso es correcto o si es que se podría escribir de alguna otra forma, pero me gusta plantearlo de esa manera. Me desarma en emociones inefables.

Sentir sus labios reposar sobre mi hombro con calidez, es una sensación de que todo está bien, mi tranquilidad, mi calma se encuentra a su lado.

Protege mi corazón de todo, guarda mis besos en sus pensamientos.

Y en la imaginación del otro siempre estamos presentes.

- ¿Vamos a comer ya?

SI, bueno, la comida es mi debilidad también, no solamente André.

- Pero, recién cenamos. – Sonrió.

- No importa, es el postre.

Soy demasiado glotona.

- Muy bien, pero antes...

Me besó con fuerza, con tanta pasión y amor que podría describirse como el primer y último beso.

Aquellos que siempre se quedan en los recuerdos más valioso y únicos.

Los que marcan nuestra vida algún principio, de algo, lo que sea, pero sucede. Es indescriptible más allá del sentimiento.

Separó sus labios de los míos con lentitud. No quería ninguno de los dos terminar con el beso, no era necesario preguntarlo o confesarlo, porque ambos lo sabíamos. 

Nuestras miradas rogaban por uno más. Pero la interrupción de una notificación nos despertó de ese sueño.

- Es mi teléfono, tengo que entregar un... Es un favor. Nos vemos.

André se marchó con prisa que me quede con las palabras a medio camino para expresar.

El destino puede ser diferente en un momento inesperado, en un segundo o minuto. Esa noche fue solitaria, André no regresó a casa.

Se llevó uno de mis libros, mi favorito. Supongo que el favor fue prestar mi libro favorito. Tenía subrayadas mis frases y escenas favoritas, se lo preste después de contraer matrimonio para compartirle un pedazo de mí. Un poco de lo que me gusta, de ese amor exageradamente romántico que se puede sentir, de aquel que anhelaba recibir.

Me consumen las preguntas, la búsqueda de respuestas. ¿Por qué no regresó André? ¿Y por qué todavía no regresa?

Sentía preocupación por su bienestar, existían posibilidades infinitas de lo que podría ocurrir después de escuchar una llamada entrante en mi celular o el timbre de casa.

Recuerdo perfectamente mis mensajes de texto:

- ¿Todo bien?

- Te extrañoooo

- ¿Amor?

Pero no obtuve respuesta. Esperaba como mínimo un emoji. No respondió, ni en visto los dejó.

Pensé no sentirme otra vez así, pero mi sorpresa fue sentirme peor, probablemente sea por lo mucho que me enamore. 

Y una vez más presentaba una sensación extraña, de aquellas que sientes el nudo en la garganta rápidamente, las lágrimas comienzan a recorrer las mejillas sin pedir permiso y entonces el dolor en el pecho es tan fuerte que no me es posible respirar y pasamos de tristeza a enojo y finalmente tratar de comprender algo que no tiene respuesta.

¿Por qué? No lo sé, yo también me lo pregunto.

10:00 a.m. Tantas horas pensando

Uno suele experimentar dolor de cabeza terrible, sobrepensar nos lleva a tener dolor físico.

Pero la sorpresa fue aquel mensaje de mi madre, no esperaba aquel mensaje, pues pensaba que André quizá me había dejado de amar, pero es imposible, cierto, es imposible dejar de amar a una persona en cuestión de horas, sin embargo, así sucede cuando la ansiedad es lo primero en llegar a nuestros pensamientos. Es buena en engañar. 

¿Eres tú? / Romance cristianoWhere stories live. Discover now