El distrito púrpura Capítulo XIX

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En eso él quitó una pequeña tacita de cristal con adornos plateados, levantó su tapa y aspiró los vapores que manaban de ella.

-Seguí a tres sujetos extraños, para hacerlos venir aquí -empezó a contar Lila-. Cuando, de la caja que tenía uno de ellos, escuché una voz, dijo que era la nueva santa y que fue decapitada por un hombre, Asdras.

Rumbus aspiró tanto humo de repente que empezó a toser.

-¿Estás segura? -le preguntó el Obligador.

Lila asintió.

Rumbus se levantó de su silla, estaba desnudo del torso para bajo y su miembro se bamboleaba derramando su líquido.

-Necesito llevar un mensaje -dijo el hombre.

El plan de infiltración había sido un éxito, pero apenas recorrieron algunas cuadras del distrito púrpura, y ya la capital sabía que, Asdras, el decapitador llegó a la ciudad.

. . .

Se refugiaron en un callejón, el único que encontraron sin alimañas o que alguien lo esté usando.

Asdras tomó al cofre de madera en sus manos.

-¿Por qué hiciste eso? -dijo agitando el objeto.

Una risa muy fuerte provino de ella.

-¿Estabas muy confiado, verdad? -respondió Crisanta-. Decidí no estar más callada, todo lo que puedo hacer ahora es hablar. Entonces eso haré, gritaré para que la ciudad se entere de quién eres, y que has hecho.

-¡Son todas mentiras! -dijo Asdras resoplando.

-Estás en Loria, cerca del día de la Ascensión -respondió Crisanta con una carcajada-. En cada esquina habrá caballeros, esto no es algún pueblucho como los que visitaron antes.

Asdras volteó hacia Boulus.

-¿Qué haremos? -le preguntó.

-Ocultarnos, pero no se me ocurre donde -dijo este.

-No es tan grave, ¿o sí? -dijo Salina-. ¿Qué tiene que lo sepa ella? Yo digo que avancemos.

-¿Y por qué no te quedas en algún prostíbulo? -le dijo Crisanta-. Seguro estarás como en casa.

Salina agachó la cabeza.

-No la escuches -dijo Boulus abrazándola.

-No podemos continuar así -replicó Asdras-. Te amordazaré, ¿tienen algo?

Boulus y Salina revisaron en sus pertenencias, no encontraron nada útil.

Una sombra oscureció el callejón, era una mujer alta y fornida, acompañada por un hombrecillo de aspecto delicado con una máscara.

-Está ocupado -dijo la mujer con una risilla.

-Sí, por Asdras el decapitador -chilló Crisanta riendo más fuerte-. Que decapitó a la nueva santa, y huyó con su cabeza.

Asdras y sus compañeros se prepararon para correr. Atravesaron la callejuela, la mujer tenía muchas cicatrices por el rostro y los brazos, trató de atrapar a Asdras, pero este la esquivó.

Sin rumbo, corrían dejando atrás bares y otros locales, las personas seguían llamándolos para que entren. Pero notaban que el humor de la zona cambió, había algo amenazante en su música, y los olores que desprendían ahora eran venenosos.

-Esto es por qué hablaste con Crisanta la otra noche -dijo Asdras deteniéndose sobre el adoquín.

-¿Nos escuchaste? -le preguntó Boulus.

Devuelve mi CabezaWhere stories live. Discover now