En eso él quitó una pequeña tacita de cristal con adornos plateados, levantó su tapa y aspiró los vapores que manaban de ella.
-Seguí a tres sujetos extraños, para hacerlos venir aquí -empezó a contar Lila-. Cuando, de la caja que tenía uno de ellos, escuché una voz, dijo que era la nueva santa y que fue decapitada por un hombre, Asdras.
Rumbus aspiró tanto humo de repente que empezó a toser.
-¿Estás segura? -le preguntó el Obligador.
Lila asintió.
Rumbus se levantó de su silla, estaba desnudo del torso para bajo y su miembro se bamboleaba derramando su líquido.
-Necesito llevar un mensaje -dijo el hombre.
El plan de infiltración había sido un éxito, pero apenas recorrieron algunas cuadras del distrito púrpura, y ya la capital sabía que, Asdras, el decapitador llegó a la ciudad.
. . .
Se refugiaron en un callejón, el único que encontraron sin alimañas o que alguien lo esté usando.
Asdras tomó al cofre de madera en sus manos.
-¿Por qué hiciste eso? -dijo agitando el objeto.
Una risa muy fuerte provino de ella.
-¿Estabas muy confiado, verdad? -respondió Crisanta-. Decidí no estar más callada, todo lo que puedo hacer ahora es hablar. Entonces eso haré, gritaré para que la ciudad se entere de quién eres, y que has hecho.
-¡Son todas mentiras! -dijo Asdras resoplando.
-Estás en Loria, cerca del día de la Ascensión -respondió Crisanta con una carcajada-. En cada esquina habrá caballeros, esto no es algún pueblucho como los que visitaron antes.
Asdras volteó hacia Boulus.
-¿Qué haremos? -le preguntó.
-Ocultarnos, pero no se me ocurre donde -dijo este.
-No es tan grave, ¿o sí? -dijo Salina-. ¿Qué tiene que lo sepa ella? Yo digo que avancemos.
-¿Y por qué no te quedas en algún prostíbulo? -le dijo Crisanta-. Seguro estarás como en casa.
Salina agachó la cabeza.
-No la escuches -dijo Boulus abrazándola.
-No podemos continuar así -replicó Asdras-. Te amordazaré, ¿tienen algo?
Boulus y Salina revisaron en sus pertenencias, no encontraron nada útil.
Una sombra oscureció el callejón, era una mujer alta y fornida, acompañada por un hombrecillo de aspecto delicado con una máscara.
-Está ocupado -dijo la mujer con una risilla.
-Sí, por Asdras el decapitador -chilló Crisanta riendo más fuerte-. Que decapitó a la nueva santa, y huyó con su cabeza.
Asdras y sus compañeros se prepararon para correr. Atravesaron la callejuela, la mujer tenía muchas cicatrices por el rostro y los brazos, trató de atrapar a Asdras, pero este la esquivó.
Sin rumbo, corrían dejando atrás bares y otros locales, las personas seguían llamándolos para que entren. Pero notaban que el humor de la zona cambió, había algo amenazante en su música, y los olores que desprendían ahora eran venenosos.
-Esto es por qué hablaste con Crisanta la otra noche -dijo Asdras deteniéndose sobre el adoquín.
-¿Nos escuchaste? -le preguntó Boulus.
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Devuelve mi Cabeza
FantasyAsdras, harto de la corrupción de la Iglesia, se venga y decapita a la nueva santa. Pero ella resucita y grita: "¡Devuelve mi cabeza!" ... La Iglesia gobierna todos los aspectos de Conquista, por medio de su culto a los Santos. La adoración a estos...
El distrito púrpura Capítulo XIX
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