E p í l o g o

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Victoria

Abandono el país que me vió nacer y crecer. La comunidad autónoma maravillosa, que para mí se convirtió en la del amor. Extrañaré pasear de su mano entrelazada con la mía por el parque del retiro, Cibeles o llevar al parque al pequeño Celio.

Extrañaré a mis amigas, a los chicos, al Real Madrid, a mis padres, esas escapadas...

Dejo atrás todo para empezar una nueva vida.
Mi móvil está en modo avión, pero según llegue a un nuevo destino, lo cambiaré por otro.

No entra en mis planes irme de Europa. De hecho, necesito quedarme en este continente.

Tengo pensado irme no muy lejos, a un país con una de las mejores economías y trabajos.
Y un país con todas esas expectativas es Suiza. Quizás pase frío, pero al menos viviré bien. Estudiaré ahí y probablemente pase ahí la graduación.

Cuando llegue al montañoso país no olvidaré comprar un nuevo móvil, para evitar recibir llamadas de ningún número con el que esté de acuerdo.

Una última llamada suena por la megafonía, e inmediatamente me dirijo hacia la puerta que me lleva hasta el avión.

Me es tan doloroso dejar todo esto atrás...
Pero tengo derecho a disfrutar de una nueva vida y experiencia en un país diferente, con gente diferente e idioma diferente desde cero. Y quizás no es la mejor opción, pero sí una de mis favoritas.

Me subo al avión, observando como mi piel aún percibe la luz del sol de Madrid. Ahora, toca despedirme de este bonito clima, porque mi destino ahora está en Berna, capital del país que tiene frontera con Francia...

Mi mente ataca de nuevo, haciéndome recordar todos los momentos vividos en mi país. Pero anteponiendo los más bonitos. Cibeles, Bernabéu, Chamartín, La Moraleja...

Realmente, espero algún día recibir alguna explicación por parte de mi ahora, ex novio. Esa palabra prende en llamas mi alma, dejándola arder y quedando en cenizas.

- Atención pasajeros. Bienvenidos a todos y todas los que emprenderéis este viaje hacia Suiza. Abrochen sus cinturones y respeten cualquier medida de seguridad que sea impuesta. Tengan un buen viaje - dice el piloto.

A mi lado se sienta un chico que tendrá aproximadamente mi edad.

- ¿Vas a Zúrich? - pregunta él amablemente.

- No, Berna - respondo con un semblante serio.

- Ah, la capital. Ten un buen viaje - sonríe, pero yo simplemente coloco unos audífonos en mis oídos, opacando el ruido del avión con música.

Observo como las alas del medio de transporte comienzan a echar a volar, y como el avión pone rumbo hacia Berna. Quizás el chico de mi lado tendrá que tomar otro avión para ir a Zúrich, porque el destino está sobre la capital.

El avión se aleja, dejando atrás Madrid. La ciudad se hace pequeña, mientras aún está comenzando a amanecer. El sol aumenta la intensidad en la luz de sus rayos, impactando más fuerte contra la ciudad.

Sollozo en silencio, mientras observo aún el paisaje.
Una lágrima explora mi mejilla, mojándola.

Me marcho con el corazón destrozado y comenzando absolutamente desde cero. No tengo a nada ni nadie en Suiza.

No sé cómo será la reacción de mis padres cuando se enteren de mí huida a Suiza. Pero podría haber sido peor. Quiero decir, hay miles de destinos diferentes para visitar, quizás en otro continente, en los que seguramente ellos tomarían el primer avión para traerme de vuelta a España.

Espero que mis amigas, Paula, Lorena, Marina, y todas las parejas de los chicos, puedan perdonarme algún día por haberme escapado sin avisar.
Bueno, sí que avisé, pero una nota a Eduardo no es suficiente.
Me hubiese gustado despedirme con un abrazo, al menos.

- ¿Estás bien? - pregunta el chico sentando a mi lado.
Me limito a esbozar una sonrisa y asentir, apartando las lágrimas de mis mejillas.

Convencida de que todo será mejor en Suiza, dejo atrás el país perteneciente a la Península Ibérica, sola.

QUERIDA AFICIONADA ↯ eduardo camavinga ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora