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Victoria

- Hola, Victoria - dice una voz a mis espaldas.

Me giro y es... Eduardo.

- Hmm, hola Eduardo - digo sin más, hasta que me doy cuenta de una cosa - un momento,¿cómo sabes mi nombre?

Él mira a mis tres amigas, a las que miro yo posteriormente y fulmino con la mirada.

- Bueno, nosotras nos alejamos - dice Lorena en nombre de las tres.

- ¿Y bien? - digo cruzándome los brazos.

- Quiero que hablemos - dice con un semblante serio.

- No, gracias - digo alejándome.

- Por favor - dice tomando mi mano.

- Suéltame, y te he dicho que no - digo alejándome y soltándome de su mano - y corre que pierdes el autobús.

Se queda quieto parado mientras divisa como me alejo.

- Tía, pobrecito - dice Marina.

- Vosotras callaros, anda, que os voy a matar - digo bufando.

- ¿Por qué? - dicen a la vez.

- ¿Cómo se os ocurre darle mi nombre? - digo en un tono alto.

- Madre mía, ni que fuera un crimen - dice Lorena.

- Tú calla, anda que me debes mis choco krispies - digo señalándola con el dedo índice.

- Que sí, que sí. Mira ven, vamos a la primera tienda 24 horas que encontremos.

- ¿No es mejor mañana? - dice Paula.

- Sí, tías, que ya es de noche, hace frío, y tenemos sueño - dice Marina.

- Venga vale - digo alargando la 'a' del 'vale' - pero mañana los quiero sin falta.

- Vale, vale - dice Lorena mientras caminamos hacia mi casa, que hoy van a quedarse a dormir las tres en ella.

- Menos mal que no se acuerda del bolígrafo morado que le perdí una vez por un trabajo del instituto - dice Paula por lo bajo.

- No, sí que me acuerdo, sí. Mañana en el chino me lo compras - digo y Lorena y Marina se ríen de Paula que baja la cabeza.

- Joder, es que lo escuchas todo, eh - dice Paula.

- Puede ser - digo levantando los hombros - ¡Y venga, caminad más rápido que tengo sueño. Ah, y Marina duerme conmigo, que es la única que no me robó nunca nada - digo abrazando a Marina - Ayyy, Marina, amor de mi vida - digo besando su mejilla y ella ríe.

Una vez llegamos a casa posamos nuestras zapatillas deportivas y pasamos a las zapatillas de casa, además de los pijamas, no muy calientes pues se acerca el verano.

- Buenas noches - decimos entre todas.

(...)

Días después

Al final, me ha tenido que comprar hoy los cereales Lorena, ya que hubo un incidente el otro día y tuvo que irse por la mañana.

Por cierto, hace poco perdió el Real Madrid.

Y obviamente he ido al partido para animarlos trás él.
Menos a Eduardo, no nos hemos ni dirigido la mirada, si él no me habla yo tampoco. Además, ¿quién se cree para tratarme de esa manera? Cuando lo quise saludar él simplemente me ignoró y se fue, y no fue la única vez que lo hizo.

Ahora estoy en Madrid con Lorena, Marina y Paula en mi casa. Y a pesar de las pintas que llevo no me avergüenza, no con ellas. Además, ¿qué esperan?, ¡ellas me despertaron!

QUERIDA AFICIONADA ↯ eduardo camavinga ✔Where stories live. Discover now