QUERIDA AFICIONADA ↯ eduardo camavinga ✔

XIV

Victoria

Al final, Edu, me invitó a su partido.
Es contra Gibraltar, hoy de noche.

Y claro, Álvaro va a venir.

Álvaro está todos los días saliendo de fiesta, volviendo a las tantas y engañándome con una tras otra. Su rutina.

Me gustaría visitar a los otros jugadores, pero por desgracia no tengo tanto dinero, solo para regresar a España y ya está. Porque me he ido a Portugal con Álvaro a ver el partido, y ya no podemos ir a Punta Cana, por desgracia, o por fortuna. Estar en otro continente con él no sé si sería bonito u horrible.

- Vicky - dice firme Álvaro.

- Dime - digo amablemente.

- Vamos ya - dice con semblante serio.

- Vale, amor - digo agarrada de su mano.

- Suelta - dice bruscamente.

- ¿Te pasa algo? - digo preocupada.

- No es tu asunto - dice mirándome con una mirada de desagrado.

- Sí lo es, soy tu novia.

- ¿Sabes lo mucho qué me da igual? - dice gritándome, salpicándome con algunas gotas de saliva.

- P-pero - tartamudeo.

- ¡Pero nada!, eres un estorbo de mujer, ¡déjame, joder! - dice dándome una bofetada.

- ¿Sólo me quieres para el sexo? - digo sobando mi mejilla.

- ¡¿Y si mejor te callas?!, ¡Cállate ya! - golpea mi otra mejilla - no te creas que porque vayas a visitar a tus amiguitos a su partidito te van a librar.

- ¿Qué amiguitos?, ¿qué dices? - digo haciéndome la tonta.

- Los dos negros de mierda esos.

- Uno, no tienes derecho a decirles así, son personas igual que tú. Dos, se llaman Aurélien Tchouaméni y Eduardo Camavinga - digo un poco furiosa.

- Me importa una mierda como se llamen. ¿Sabes como se hubiesen llamado en 1524? Exacto, mis esclavos - dice con una sonrisa ladina, importándole nada que esté yo delante.

- No me puedo creer que aún tengas esos pensamientos trogloditas, eso ya pasó. Es una historia, y bastante triste, ¡Deberías pensar como una persona del siglo XXI! - me voy a meter en problemas cuando lleguemos a España, pero es que me da igual, son mis amigos, y los quiero.

- Bueno, ya me escuchaste, no te vas a salvar por ver a tus amiguitos de mierda. Amigos o tus amantes, no sé lo que sean.

- ¿Me estás llamando suelta? Déjame decirte que tú no tienes absolutamente nada que reclamarme. Sales de fiesta, te emborrachas, vienes a las tantas, y siendo tu novia, no te importa una mierda si tienes besos por la cara, el cuello, chupetones, olor a colonia de mujer, ¡no te importa!. Yo pensaba que tú me amabas, Álvaro, no eres lo que por Instagram me jurabas - digo y inevitablemente, lágrimas caen por mis mejillas.

- Escucha - dice agarrando mi pelo fuertemente, causando en mí un gemido de dolor - no es tu problema si salgo con una mujer u otra, ¿acaso tú me das lo que todo hombre necesita?.

- ¿Amor? Sí, te doy bastante.

- ¿A quién carajos le importa el amor?, te estoy hablando del mayor placer del mundo, el orgasmo, el sexo - dice acercándose a mi cara.

- No eras así por Instagram.

- Y tú aparentas ser más guarra, pero claro, no lo serás conmigo.

Mis lágrimas son de impotencia, de rabia. ¡¿Cómo puede tener el derecho a llamarme, en palabras vulgares, puta?! Soy su pareja, no le importa una mierda mis sentimientos, si soy sensible o no. ¡No le importa!.
Solamente, quiero ir con mis amigos, quiero que el Real Madrid vuelva, volver con Paula, Marina y Lorena a los entremos, juntas, viendo a nuestro equipo. Extraño los días que salía de fiesta con ellos. Extraño también a Karim, pero bueno, ahora tendré que adaptarme a los nuevos. Me haré amiga de Jude, Brahim y Fran, los nuevos.

(...)

Edu ganó, Francia, también.

- Edu, Tchou, felicidades - digo saludándoles.

- Gracias, amiga - dice Tchou yéndose al vestuario.

- Gracias, Vicky - dice Edu guiñándome un ojo, y le sonrío.

- Deja de saludar a ese imbécil - dice Álvaro apretando mi muñeca, siendo tapado por mi bolso.

- Perdón - me disculpo con él.

Álvaro está divisando algo, no sé el que, pero lo descubriré.

- Quédate aquí - me ordena él.

- Claro - asiento con mi cabeza

Ya va un rato que no viene, por lo que decido ir fuera, ni idea donde se fue.
Hasta que escucho dos personas discutiendo fuertemente.

- Ey, tú. Negro de mierda, deja a mi novia - dice la voz que más repugnante se me hace últimamente: Álvaro.

- ¿Quién te crees para decirme así? Además, no hice nada, es mi amiga, y no pienso dejar que ni tú ni nadie le trate así - dice Eduardo, haciendo que quiera correr a abrazarlo, pero si Álvaro me descubre...

- Se que quieras con ella, ¿o miento? - dice Álvaro, y Edu se queda en silencio, lo cual me sorprende.

Álvaro, en un movimiento rápido se acerca a Eduardo con un fuerte golpe en su rostro, haciendo que su nariz sangre.

- ¡Álvaro, para! - digo corriendo con un pañuelo de mi bolso hacia Eduardo.

- ¿y tú que mierda haces aquí? Te dije que te quedases allí - dice enfurecido.

- ¿y te crees que es tu perro como para obedecer tus órdenes? - dice Edu.

- ¿y tú qué te crees, color de mierda? ¿Quién te crees para meterte en nuestra relación? - dice Álvaro con una sonrisa ladina.

- Eres un racista asqueroso. Tengo valores - dice Eduardo.

- Dejad de pelear, por favor - digo intentando calmado y relajar el ambiente, aunque no funciona cuando escucho el segundo impacto, esta vez en la cara de Álvaro.

- Álvaro, toma un pañuelo - digo acudiéndolo.

- Tan malo no soy, que me trata así mi novia.

- Porque no tiene otro remedio - le enfrente Edu.

- La envidia, porque tú ni puedes.

- ¿Por?

- 1. Es mi novia, 2. eres negro - dice Álvaro. Cada vez más asco me da, es un racista asqueroso.

- 1. Ya lo veremos. 2. Tengo más inteligencia que tú, un color de tez no te hace más o menos inteligente. Da igual ser negro, moreno, rubio o albino - dice Edu, dispuesto a seguir peleando.

- Vámonos, cariño - dice Álvaro empujando levemente mi espalda, recibiendo una mala mirada por parte de Edu.

Mientras que a mí, Edu me da una mirada de pena, tristeza... no sé cómo describir esos ojos negros perdidos en los míos.

- Te veo en la próxima - sale de sus labios. Él no lo dijo, pero puedo leer sus labios.

¿Y quién sabe si pronto probarlos?

...