XXII

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Viernes 30 de Junio

Victoria

- Paula, Paula - muevo suavemente a mi amiga.

- ¿Hmm? - logra musitar ella con los ojos cerrados.

- Despierta, que ya hemos llegado.

- ¿En serio? - abre sus ojos emocionada.

- Sí - sonrío - venga, que hay que bajarnos del avión. Haz el favor de despertar a estas dos - señalo a nuestras dos amigas, aún dormidas en los asientos traseros.

Desabrocho mi cinturón mientras despertamos a Lorena y Marina, que despiertan rápidamente.

- Venga, vamos. Que hay que ir a los hipódromos - digo y asienten. Estoy tan emocionada... por fin unas vacaciones en condiciones.

Una vez bajamos del avión vamos directas a los hipódromos del europuerto, donde recogemos nuestras maletas.

- Esta es la mía, esta la de Paula... ¡ayudadme, que con tantas maletas no puedo! - digo reclamando algo de ayuda.

- Perdón, es que aún tenemos sueño - dice Lorena reaccionando.

- Ya lo veo - digo cargando con la maleta mía y de Paula. Además de las mochilas de mano, las que podemos llevar en el avión.

- Gracias, tía - dice Paula.

- De nada, mujer.

(...)

Eduardo Camavinga

Estoy sentado en una tumbona frente a las tranquilas olas del mar, expuestas ante los fuertes rayos del sol. Tal y como ayer. Y mi hermano y Luka jugando al futvóley. Bueno, no solo ellos. Están Vini, Rodrygo, Jude, Fran...

Ya no me entretiene Instagram, Twitter, TikTok ni cualquier red social. No me entretiene el móvil. No sé qué hacer porque realmente no hay nada ahora mismo que me mantenga entretenido.

Veo como los presentes que están jugando futvóley giran su cabeza en una misma dirección, saludando a alguien. No me interesa, así que no pienso mirar.

- ¡Hombre!, ¡no sabía que al final venías!, ¡qué alegría! - dice Luka sonriendo y acercándose a los recién llegados, especialmente a uno.

- ¡Luka! - escucho a lo lejos.

Esa voz. Tan reconocida por mí. Pero no, ella está con Álvaro, no es posible.

Giro mi cabeza para poder confirmar si realmente es ella.
Me levanto rápidamente de mi tumbona, quedando de pie.

No me doy cuenta ni de poner mis chanclas, ignorando la arena ardiente. Corriendo rápidamente hacia ella.

-  ¡Vicky! - digo sonriendo. Corriendo bajo la atenta mirada de todos.

- Edu - dice ella delicádamente, abriendo sus brazos para recibirme cálidamente.

La abrazo y es el mejor abrazo de mi vida. Cálido y acogedor, como si no la hubiese visto en años.

- ¿Está el cabrón de tu novio? - susurro en su oído.

- No, no te preocupes - ríe ella suavemente en mi oído.

- Anda, mira. Ya no está triste - dice Sebastiaõ y los presentes ríen.

- Te odio, profesional en arruinar momentos - protesto.

- Bueno, siento arruinaros el momento aún más - dice Paula burlándose de nosotros - pero toca ir al hotel. Porque necesitamos acomodar nuestras cosas.

QUERIDA AFICIONADA ↯ eduardo camavinga ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora