XXIV

728 34 69
                                    

4 de Julio

Victoria

Estoy tumbada en la cama de mi habitación de hotel, el mismo en el que se alojan todos. Miro Instagram aburrida, hasta que un mensaje de tal aplicación me sorprende.

O no tanto...

@Camavinga

preciosa, hoy es cuatro de julio

¿Y eso qué? —
AAAHH, ya sé —

— quiero darte solamente los
buenos días, ¿puedes abrirme?

¿Qué? —

_________________

Escucho los toques de su mano golpear la madera de la puerta y entonces sé que está tras esta. Voy corriendo a abrirla, para encontrarme a un Eduardo sin camiseta, un simple pantalón de bañador, unas chanclas y su pelo recogido por una goma de pelo, dejando su cara despejada de todas esas rastas con mechas rubias.

- Buenos días - dice con una sonrisa.

No me da tiempo a reaccionar porque enseguida se acerca a juntar nuestros labios, hasta el punto de agotar mi oxígeno.

- Edu, nos pueden ver - digo empujándolo al interior de mi habitación, cerrando con pestillo la puerta.

- Me da igual - dice dejando un beso en mi mejilla.

- Eres tan lindo... pero te recuerdo que sigo teniendo novio - levanto mis hombros.

- odio esa palabra.

- ¿La odias o es solamente porque no va contigo? - digo colocando mis manos en mi cintura.

- Mmm... más bien la segunda - dice mostrando su blanca sonrisa.

- Me encanta tu sonrisa - digo mordiendo suavemente mi labio inferior.

- No hagas eso - dice mirándome lujurioso.

- ¿Por qué? - digo sentándome en una silla que está posicionada cerca de la cama, mirándolo desafiante.

Él no responde y me levanta de la silla, tirándome sobre la cama. Agarra mis muslos arrastrándome hasta el borde de esta, creando fricción entre nuestras entrepiernas.

Se acerca a depositar un beso en mis labios, pero se atreve a algo más, introduciendo su lengua en mi boca, creando una batalla contra la mía, que claramente él domina.
Mis manos acarician sus mejillas, mientras que las suyas siguen posicionadas en mis muslos. Apretándolos simultáneamente.

- Por eso - dice sonriendo, alejándose de mí. Necesito tener ese torso desnudo de nuevo rozando mi piel.

- ¿Me vas a dejar así? Eduardo, te voy a mandar a la mierda si no me follas ahora mismo - digo exigiéndole.

- ¿Cómo voy a hacer eso? Mira como estoy - dice señalando su entrepierna. Siempre con su irregular español.

- ¿Cuándo piensas aprender español? - digo riéndome de él.

- Solo si tú me enseñas - dice sentándose en la misma silla de antes.

- Cuando quieras - digo sentandome a horcajadas sobre sus piernas, rodeando su cuello.

QUERIDA AFICIONADA ↯ eduardo camavinga ✔Where stories live. Discover now