XXXIX

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Eduardo

Mi novia está atentamente viendo el partido de su país, España. El cual está jugando la final de la copa del mundo femenino, y como yo no he podido ver a "les filles" en esta, apoyo al país de ella.

El pitido final suena y ella alegre celebra de ver a su país campeón del mundo, o más bien, campeona.

- Felicidades - sonrío ante su alegría.

Estar en el avión hace menos móvil su alegría, la que no podrá expresar hasta que se baje del avión. Aunque lo que ella desea es ver a sus padres.

Yo realmente estoy muerto de nervios, no sé si les agradaré como novio de su hija. Tal vez por ser futbolista, no hablar bien el español o incluso por ser de raza negra.

Nota mi tensión y agarra mi mano, mientras me sonríe. Su mirada relaja cualquier músculo tenso que pueda existir en mí cuerpo. Deshace los nervios y hace todo más ameno.

- Todo estará bien, cariño - musita ella juntando nuestras frentes.

- ¿Crees que tus padres me aceptarán? - pregunto, ahora más calmado.

- Mi padre seguro que sí, es madridista. Él es del Deportivo de la Coruña, pero también apoya al Real Madrid.

- ¿Cuál equipo?

- Uno de Galicia - dice y asiento con mi cabeza - por cierto, no te extrañes si hablan raro las personas de Asturias.

- ¿Cómo que raro?

- Asturiano. Es decir, es una lengua no oficial, pero se habla. Tranquilo que hablan español también - me informa.

Es entendible, en España hay diversas lenguas en cada comunidad autónoma. No es como Francia, que sólo hablamos francés. Es más parecido al país natal de mis padres, la República del Congo, en el cual, varios idiomas son hablados allí.

(...)

Paseamos por la ciudad playera de Gijón, donde nació Vicky. Camina nostálgica admirando todo, aunque sea solo medio año fuera, es añorado.

Toma mi mano hasta llegar a un portal, el cual abre con una llave guardada en su bolsillo.

- ¿Escaleras o ascensor? - pregunto.

- Escaleras, así te gano - desafía.

- ¿Segura? - arqueo una ceja.

Ella echa a reír y comienza a correr rápidamente subiendo los escalones, seguida de mí.

En unos cinco segundos la supero hasta que se rinde y deja de correr, cansada.

- Por Dios, acabo de salir de un partido y te supero - carcajeo en su cara.

- Ya verás mis padres - amenaza con una sonrisa maliciosa e inmediatamente me quedo firme, mientras los nervios vuelven a mi cuerpo.

Agarra mi mano y golpea la puerta del tercero C. A través de esta se puede escuchar un "voy" proveniente de la voz de una mujer.

Efectivamente, una mujer de pelo rubio claro y corto abre la puerta. Abre su boca y abraza rápidamente a mi pareja. Es entonces cuando llega un hombre de pelo negro y algo canoso y estatura aproximada a la mía.

Él con sorpresa abraza también a su hija. Bastante conmocionados se reciben y me dejan nervioso a la espera.

- Papá, mamá, os voy a presentar a mi novio - habla finalmente Victoria, mientras toma mi mano - él es Eduardo. Eduardo Celmi Camavinga.

Sonrío con nervios. Seguro que ahora mismo yo sería titulado como la persona con peor pulso del mundo.

- Hola, encantado - saludo ofreciendo mi mano, aunque la aparto rápidamente.

QUERIDA AFICIONADA ↯ eduardo camavinga ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora