Mr.Sinister

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Hola de nuevo!!

Bueno, aquí le traigo el POV que les prometí, la verdad iba a ser más largo pero mejor lo pasé al siguiente capitulo que ya estoy escribiendo. Es muy corto pero es como una especie de bonus xD, ojalá les guste! Tal vez lo encuentren confuso, pero es que así es como yo imagino que es la mente de Brahms, extraña y confusa.

Gracias como siempre por su apoyo, sus lecturas, votos y comentarios.

Les mando un abrazo!! Espero poder subir el siguiente capitulo algún día de la próxima semana!!




BRAHMS POV

Cerré los ojos tratando de controlar el ruido en mi cabeza, pero pronto me di cuenta que era inútil, el eco de las voces repetían una y otra vez mi nombre, aquel que hasta hacía un momento desconocía.

¿Por qué no lo sabía?

¿O más bien, por qué no lo recordaba?

¿Por qué mi madre no me llamaba así?

Alexander...

Exprimí mis recuerdos lo más que pude pero solo había negrura.

—¿Qué piensas? —preguntó ella mirándome desde el fondo de las escaleras, no me había dado cuenta que llevaba varios minutos mirando al retrato de mis padres.

—Nada —mentí tratando de ignorar el bullicio que se había desatado en mi mente, no quería decirle cuanto me molestaba lo de mi nombre, no todavía...

Me di la vuelta y la encontré mirándome, con esa ternura con la que suele hacerlo y que la mayoría de las veces me hace sentir culpable, me hace sentir ganas de pedirle perdón una y otra vez hasta que pierda la voz, creo que es la razón por la que en ocaciones es más fácil que este molesta conmigo, así no me mira de esa forma, esa que no creo merecer.

Y ahora era mi esposa, después de todo lo que pasó, de lo mal que la he tratado, del sufrimiento que le he causado, decidió, por sobre todas la cosas casarse conmigo, condenándose quizá a todavía más sufrimiento por mi culpa...

El ruido en mi cabeza se precipitó a la serie de cosas crueles que suele decirme, tratando de convencerme de que todo esto es demasiado bueno para ser verdad. Quizás las voces tengan razón, quizás esa voz, la más cruel de todas, al final tenga razón...

—¿Estas bien? —pregunta y puedo ver que esta preocupada, a este punto me pregunto si es capaz de leer mis pensamientos... —¿Quieres hablar sobre tu nombre?

Por supuesto que iba a preguntar por eso.

—Estoy bien...

Miento una vez más y el ruido se hace insoportable, casi como si una decena de personas me estuvieran gritando al mismo tiempo, cierro mis ojos tratando de ordenar mis ideas antes de que sea demasiado tarde, antes de que lo único que pueda pensar sean cosas oscuras.

—Cuando mis padres se fueron, me dejaron una carta, en ella me decían que Greta era mía para cuidarla y amarla... En ese momento no le tomé importancia a esas palabras, pero hoy comprendí lo que querían decir porque... por primera vez siento la necesidad de cuidar a alguien... siento que eres mi responsabilidad ahora... Quiero salir de aquí para poder dejar de esconderme y poder cuidarte... como decía esa carta.

Nunca saldremos de aqui...

Dice la voz y ahora puedo escucharla claramente por encima de todo el ruido.

Ella dice algo pero creo que es demasiado tarde, la voz no me deja comprender sus palabras. Solo puedo ver sus sonrisa y eso es suficiente para mi, al menos pude decirle lo que sentía...

Sus cálidos brazos rodean mi cuerpo y su labios se pasean en los míos con suavidad, la suficiente como para hacerme olvidar un segundo de las voces.

Me pierdo en la agradable sensación de su diminuto cuerpo abrazando el mío. Tan vulnerable, tan frágil, tan... mío...

Ella era mía ahora.

Es nuestra ahora...

Pero no puedo decírselo, porque ella cree que no se pueden poseer personas...

Mi mano se mueve sin mucho esfuerzo por su cintura y ese calor agradable me recorre el cuerpo, mis dedos se cierran suavemente en su cabello.

Es nuestra ahora... Repite la voz, pero soy capaz de ignorarla lo suficiente para besarla, de esa forma que me hace desear atarla a la cama de nuevo y no permitir que se aleje de mi jamás...

Tal vez si.. Tal vez si deberíamos atarla a la cama... Dice la voz con insistencia.

—Tal vez...

—¿Tal vez qué? —pregunta confundida pero antes de que pueda decir otra cosa, la beso de nuevo. Es tan fácil levantar su cuerpo, llevarla conmigo, hacer con ella con lo que quiera...

Camino con ella en mis brazos y puedo ver en sus ojos la expectación, porque se que sabe a donde me dirijo.

La miro desde arriba, mientras la recuesto en la cama.

Si no podemos decirle en palabras que es nuestra, podemos mostrarle...

Una a una la desprendí de toda la ropa hasta que por fin sentí su cuerpo desnudo debajo del mío, cuando puedo verla así me arrepiento de no haber hecho esto antes, de no haberla tomado desde el principio, aunque ella no hubiera querido...

Es nuestra...

—Eres mía... —susurro a sus labios prestando mucha atención de hablar en singular.

—Brahms... —replica de inmediato pero mis labios no la dejan decir nada más, bebo de su boca cada una de las reprimendas que esta pensando en decirme. Quiero que guarde silencio, que acepte que es nuestra...

—Dilo...

Es nuestra...

Puedo ver que me desea tanto como yo a ella, puedo verlo en sus ojos.

—Dímelo, dime que eres mía...

Nuestra...

—Brahms...

Puedo ver cuanto se resiste, cuanto le cuesta contradecir sus palabras, pero necesito escucharla decirlo, porque se que con eso la voz me dejara tranquilo, al menos por un tiempo.

—Di que eres mía... — le suplico mientras mis manos abren sus piernas con cautela y me deslizo dentro de ella suave y lentamente como se que le gusta, disfrutando de la cálida y tersa sensación rodeándome, embriagándome en el dulce sonido del placer que sale de su boca, marcando su cuerpo con el mío una vez más.

—Say it... Say you're mine...

INTOXICATED [BRAHMS HEELSHIRE X TÚ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora