Niebla

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Me bloqueé por un  segundo. Sólo un segundo. Y en ese segundo, todo podría cambiar. Esas palabras, esas palabras que me dejaban al fin libre de todas las mentiras y los secretos. Pero sólo yo podría cambiarlo, sólo yo era la que podía poner punto final a esta historia o continuar. Y eso me aterraba. Planteé la respuesta, como si de una ecuación se tratase. Y quizás logre terminar con esto, esta batalla que hay en mi cabeza. O quizás no, quizás tan sólo lo empeore todo y caeré y me llevaré a Luccio conmigo. Es inevitable. Sentí lástima. Sentí lástima por tener que mentir y fingir sobrellevarlo todo. Pero era lo que creía que debía hacer. O tal vez no. Pero se me daba demasiado bien como para no intentarlo.

-¿Qué pasa?- Se volvió ligeramente hacia mí. Aún seguía con esa expresión suave y tranquilizadora. Lo volví a pensar mejor. Y otra vez. Y otra. Y otra. Miré sus ojos, tan profundos y únicos. No me decían nada pero a la vez todo. Confié, pero no en Angelina, ni en mí. No. Confié en ella, ella sabría lo que hacer.

-Gracias.- Solté, seguido de una sonrisa inigualable, una de esas que sientes de verdad, que las acabas sintiendo. Porque, toqué fondo y Angelina me trajo una cuerda. Se merecía al menos que le dé las gracias, pero no se merecía la verdad. No. Eso la arrastraría conmigo.

-Cuenta conmigo.- Me devolvió una sonrisa, aunque triste. Y después, salió por la puerta de rejas. La pude ver marchar y cuándo en mi vista se perdió, sus tacones hicieron la tierra temblar. ¡Qué increíble es el ser humano por percibir! ¡Qué increíble es el ser humano por sentir!

Y me quedé allí, en el fondo de la cueva o mazmorra, porque en nada se parecía a una celda del siglo XXI. En la oscuridad, sin sonidos ni olores. Todo se había esfumado. Al igual, yo, que sería la siguiente en perder. Y tras el viento que soplaba y entraba por las rejas, me tumbé sobre lo que mis ojos en la oscuridad podrían sentir como una cama y por último, en cierto modo, miré las estrellas.




-Levanta. Vas a la preliminar.- ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Qué estaba pasando y porque mi vida se había vuelto tan interesante de la noche a la mañana? Me levanté y me dirigí hacia dónde estaba aquel señor que ahora me ponía unas esposas. Porque era peligrosa, un sólo zarpazo y...      Lo cierto es que me hacía gracia como cumplían su deber. A su lado, sin pronunciar siquiera una palabra, en silencio, Angelina. Me recibía con una sonrisa y yo hice lo mismo aunque probablemente más cansada. Me llevaron a una sala, lejos de dónde había estado y quizás cerca de la comisaría.  Era una sala más bien cerrada en la que habían concentrado a algunas personas curiosas del pueblo. La noticia se había expandido como la pólvora. Miré entre la multitud de aquella sala, miré con un solo deber. Luccio. Quería verlo, quería sentir sus latido cuándo todo estuviera en silencio, cuando el tiempo se detuviera. Pero no estaba. No había una cara conocida, nadie. Ni sabía si tenía algún testigo, pues todos parecían demasiado mayores para una fiesta. Y ¿Porqué iba a mentir alguien por mí? Me lo merezco. Me merezco todo lo que me está pasando y más. Y no me merezco ser libre. Pero sé que si sigo encadenada a este lugar, yo misma acabaré con el sufrimiento.

Miré a mi abogada, con la esperanza de conocer el plan que tenía preparado, pues no sabría con certeza si ella podría volver. Y la necesitaba. Angelina no dijo nada, ni siquiera movió los labios y con asentir con la cabeza me lo dijo todo. Esa mujer lo tenía todo planeado, y sin duda era la mejor. La vista preliminar comenzó y observé muy bien para no perder ni un detalle en mi destino. Observé a todos y cada uno de los testigos que aparecían, algunos tenían buen aspecto y otros... Otros sabían algo. Algunos me defendieron, pero otros, los cuáles no eran muchos, defendieron al cuerpo ya sin vida de Alessandro. De instantes a otros, todo se volvía en mi contra y de nuevo a mi defensa, todo gracias a Angelina y a los buenos testigos que ahora estaría en deuda. Y tras un fuerte sonido, sentenciando con un mazo, mi libertad. 

No fui yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora