Luego de almorzar agarré la computadora que me había regalado As.
Recordar sobre mi pasado me ayudó a saber cosas básicas como leer y escribir, y creo que algo de lo que serían aquí, estudios primarios o conocimientos básicos.
¿Pero cuál es mi misión aquí? ¿Por qué mi madre me comprometió con As? Él es tan bueno intentando entenderme, pero la verdad que yo no sé si quiera casarme con él, apenas lo conozco.
Ahora que lo pienso, recuperar parte de mi memoria me ayuda a pensar con más madurez sobre el tema, y si no recuerdo mal yo estaba enamorada de alguien, pero ¿de quién?
Me dispuse a ver una película mientras recuperaba mis fuerzas encerrada en ese cuarto. Puse Netflix como él me había enseñado y comencé a buscar.
Hay tantas opciones que no sé qué ver, como pueden los humanos consumir tanto de esto en vez de salir al mundo.
Una Llamó mi atención, era asiática, se llama "King the land" y estaba en español, así que por qué no.
Fue mi perdición empezar esa serie al quitar la vista de la notebook, noté que ya era de noche que no había merendado y que As no había vuelto a pasarse por mi cuarto, lo cual es raro.
Hice la computadora a un lado y me levanté de la cama.
Abrí un poco la puerta para espiar y no había nadie, así que de puntitas salí directo para el cuarto de él.
Las luces estaban apagadas y al parecer la casa estaba vacía y todos durmiendo. Es muy extraño que As no me haya llevado la cena.
El cuarto de As estaba vacío, así que empecé a buscarlo por el resto de la casa, obvio, teniendo cuidado de que nadie me viese con ese aspecto, pero al parecer no había nadie por quien preocuparse.
Busqué en el primero piso y no había rastros de nadie, pero escuché un ruido seco como si algo pesado se hubiera caído al suelo, me concentré en ese ruido e intenté seguirlo escaleras abajo
— Te dije que te pagaría —escuché a un extraño.
—Ya pasaron dos meses desde que dijiste que me pagarías —esa era la voz de As
—Pero por favor déjame ir y ya mismo te pago. No sé cómo se me pudo pasar así.
As rio fuerte —¿Te pensás que esto es un juego? —escuché ya con la oreja en la puerta de lo que parecía ser un sótano.
—Por favor te pido, te juro que te pago.
—Sabes lo que pasa, que este verso me lo venís metiendo cada vez que tenés que pagar, estoy va, perdón, estamos cansados de apretarte por la plata, vamos a mandar un mensaje bien fuerte a tu organización para que se entienda que con nuestro dinero no se juega ni especula.
Empujé la puerta con suavidad e ingresé en silencio.
—¿Qué haces acá? —As me miró asustado intentando esconder sus manos llenas de sangre.
Miré al hombre en la silla y luego el suelo en el cual había dedos cortados.
—¿Q-qué estás haciendo? —tartamudeé
—Un ángel —habló la víctima aún en la silla.
Yo un ángel, podría decirse que soy algo similar, aunque los ángeles no bajan a la tierra, esos somos nosotras, las doncellas celestiales.
—No tendrías que estar acá, andate deja de mirar al rededor y andate, por favor te lo pido Juliette no me gusta que me veas así.
—¿Así cómo? ¿Torturando personas?
