Capítulo 11:

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—¿Dónde estoy?

Está muy oscuro.

—Y ¿lo mataste? ¿Te hirió?

¿De dónde vienen esas voces?

—Ni me vio venir —carcajea. Era la voz de una mujer.

Intento acercarme, pero siento que no llego. Estoy como en un túnel oscuro ¿Cómo llegue aquí? Veo una luz a lo lejos, pero cada vez que intento acercarme siento que se aleja más.

—¿No lo amabas?

—Lo amo, pero él no me amaba a mí y si no es mío no puede ser de nadie.

—Eso es muy egoísta —ríe —pero viniendo de ti es esperable.

En el camino tropiezo con algo y caigo. Al acercarme veo que lo que me llevé por delante era el cuerpo sin vida de Asmodeo, grito asustada, grito tan fuerte que siento como se lastima mi garganta.

—¿Juliette? —siento que me sacuden —¿Juliette que te pasa?

Abro los ojos y lo veo delante de mí preocupado.

—Estás llorando —dice al verme abrir los ojos.

—Fue horrible —exclamo y continúo llorando a conciencia al abrazarlo.

—Ya ¿Qué es lo que te sucede niña? No ves que nos molestas, ¿te parece gritar a las dos de la madrugada?

La prometida de As, esa era la voz de mi sueño, la de ella.

—Cállate —Él me abraza.

—Si la sigues tratando así, la caída será más fuerte.

—¿De qué hablas? Vete a tu casa.

—¿Me estás diciendo en serio? Asmodeo hoy era nuestra noche, mírate mírame. Estábamos en medio de algo importante.

—Ve al cuarto de invitados, ella tuvo una pesadilla, no querrá dormir sola.

—No me dejes —susurro.

—Romina, vete. Si quieres duerme en el cuarto de invitados.

—¿Qué? —ríe —Es una broma, ¿verdad?

—No lo es, ya vete, no ves que está nerviosa.

—Asmodeo ni llevas pantalones. Es una niña.

—¿Qué tiene de malo eso? Él me vio desnuda, hasta me baño. Es como vinimos al mundo no entiendo por qué la gente no puede verlo.

—¿La bañaste? ¿Qué? ¡De qué otras cosas no me enteré! ¿Quieres cancelar el compromiso por esta sin hogar?

—Romina, si no quieres que te mate vete. Me importa una mierda entrar en guerra con tu familia, de igual manera piensan en matarme. Me case o no me case contigo.

Sin decir, una palabra más se fue.

—¿Qué es lo que paso? —él me tomó del rostro y con su pulgar limpió mis lágrimas.

—Soñé que estaba en un túnel, muy oscuro. Escuchaba voces diciendo que te habían matado y luego tropiezo y caigo y veo tu cuerpo sin vida. ¡Fue horrible!

—Estoy bien, tranquila. Además, no me matarán tan fácil.

—No quiero volver a dormir, tengo miedo de volver a soñar con lo mismo.

—A todo esto. ¿Qué haces durmiendo en el suelo? —As me alza y me sienta en la cama.

—Es que no sé cuando me quedé dormida, estaba jugando con los regalos que me diste y no se, me dormí en algún momento. Estuve viendo que la gente va a la escuela para aprender muchas cosas, me gustaría ir a la escuela también.

—Eres muy grande para ir al colegio sin estudios básicos.

—¿Y si me enseñas? Aprendo rápido.

—Ahora hay que dormir —Me recuesta y tapa.

—¿Dónde vas? No me dejes.

—Voy a buscar un pantalón. Ya vuelvo.

—Voy contigo.

—Juliette, la habitación queda al final del pasillo y además si alguien me quiere matar lo sabrás antes que nadie, recuerda que lees mentes.

Me incorporo —Iré contigo, no fue una pregunta.

Asmodeo comienza a reír con fuerza. —Vaya, no te tenía tan mandona.

—Solo cuido las cosas que quiero.

—¿Me quieres?

—Claro que te quiero, me das comida y me tratas bien.

Lo acompaño a su cuarto y Romina estaba allí.

—¿Qué quieren aquí? —pregunta molesta.

—No te dije que te vayas al cuarto de invitados —As parece molesto.

—¿Y? Acaso crees que dormiré en ese cuartucho. ¿Qué buscas aquí?

—¿Quieres saber que busco?

—Sí, por algo te lo pregunto.

—Esto busco —le muestra un pequeño sobre cuadrado.

—¡Un preservativo! Yo lo sabía, me va a cambiar por esa pequeña zorra pordiosera.

Ella se levanta furiosa de la cama.

—¿Qué es un preservativo? —pregunto al escuchar sus pensamientos.

As se pone rojo como un tomate y aparte su mirada.

La toma a Romina sobre el hombro, como una bolsa de cemento pesada, y la deja fuera de su cuarto.

Ella continúa gritando desde afuera, pero él la ignora.

—No te haré nada, no te preocupes, solo quería fastidiarla. No la soporto.

—¿Qué piensa que vas a hacerme? No entiendo.

—Eres demasiado inocente, Juliette, no podría dejarte ir al la secundaria sin preocuparme.

—Explícame. Muéstrame.

—No puedo mostrarte eso —se vuelve a ruborizar.

—¿Por qué no? No entiendo.

—Es algo que haces con la persona que amas.

—Pero tú no amas a Romina.

—No

—Entonces

—A veces se hace solo por placer.

—¿Es divertido?

—Puede serlo, depende.

—¿Y qué es placer?

—Ya basta, vamos a dormir.

—¿Por qué evitas el tema?

—Juliette, por favor. Me pones muy nervioso.

—De acuerdo, pero si tú no me lo explicas, le tendré que pedir a alguien más que me lo explique. No me gusta no saber las cosas.

—Vamos a dormir.

Él me toma de la mano y me guía hasta su cama, se acuesta a mi lado y suspira.

—¿Estás bien?

—Sh... a dormir. —Besa mi frente y me recuesto sobre su pecho. Escuchar su corazón me daba tranquilidad, era la prueba de que estaba vivo.

JulietteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora