Capítulo 2: Su tacto

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El extenso auto se detiene frente a un gran jardín, está muy oscuro y casi no logro distinguir nada, pero por una extraña razón no tengo miedo.

—Ahora tenemos que estar con esta mugrienta, me ensucia la limosina y deja un olor a meo que asusta. La verdad no entiendo qué le pasa al jefe hoy de donde saco a este animal de circo— el chofer no para de insultarme en su mente, me hace sentir tan mal conmigo y no puedo decir nada, no quiero que todos sepan que soy un fenómeno.

Lo observo de reojo y suspiro apenada

—Ignóralo, es solo un idiota.

Caminamos de la mano unos minutos hasta llegar a la puerta de una enorme casa, creo que viven como 50 personas aquí. Podría intentar contar las distintas voces que podía escuchar, pero me causa mucha ansiedad, lo intrusivo que puede llegar a ser oír todo el tiempo, la mente de las otras personas no puedo descansar, por eso aprendí a bloquear las voces que no quiero escuchar.

—Solo espero que esta niña no me traiga problemas, ¿me estaré precipitando? —por primera vez en la noche puedo oírlo

—No te traeré problemas, haré todo lo posible por mantenerme alejada de tu trabajo y cosas personales.

Me observa sorprendido —Como si me leyera la mente —piensa

< Pues sí lo hago>

—No estoy preocupado, tranquila —suelta mi mano y me invita a entrar

<mentiroso>

—Wow —me limité a decir

—Ven, este será tu cuarto.

—¿Tendré un cuarto para mí?

—Claro, y estarás sola.

—Un cuarto y ¿solo para mí?

—Recuerda mientras me hagas caso nada malo pasará

—Lo sé, seré el conejo del zorro.

Abrió la puerta del cuarto y entre a un sueño.

—Esto es para mí. ¿Estás seguro? —corrí por la habitación —Es enorme y tengo mi propio baño, OMG, es que no lo puedo creer

Sonrie —si todo esto es tuyo, iré a buscarte una camisa para que puedas bañarte e ir a dormir, espérame.

Lo veo desaparecer en el pasillo y voy al baño.

Nunca me bañé, pero vi madres bañando a sus hijos, sé que tengo que quitarme la ropa y meterme bajo el agua.

Abro el grifo y dejo los trapos que me vestían en el suelo.

Mojo mi cabello y con mis manos saco el agua de mi rostro.

—¿Para que serán estas botellas?

Tomo una de ellas y coloco ese liquido en mis manos.

—AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA AYUDA NO VEO AYUDA, ME ARDEN MIS OJOS ME QUEDE CIEGA

—Juliette —escucho, pasos apresurados —¡Estás desnuda! —suena, sorprendido

—AYÚDAME, NO VEO, ME QUEDE CIEGA, ME DUELE, ME ARDE.

—Llamaré a alguien para que te ayude

—Es que me quieres ver sufrir, ¡haz algo!

Siento como me toma el rostro con sus manos y nuevamente logro oír sus pensamientos.

—No puedo creer que no le dé vergüenza, que la vea desnuda, ¿no sabe bañarse? ¿No sabe lo que es la decencia? No tiene pudor. piensa

—Lo siento, no sé lo que es bañarse.

Siento como sus pulgares acarician mis parpados y como el agua recorre mi cuerpo con espuma.

—Qué más da, te ayudaré

—Ya vi todo de igual manera—vuelvo a oír sus pensamientos.

—No entiendo que tiene de malo que me veas desnuda —murmuro mientras siento como lava mi cabello.

—No puedes dejar que los hombres te vean desnuda, tienes que cuidar tu intimidad, tener algo de vergüenza no estaría mal.

—Le estás hablando a alguien que iba al baño en la calle frente a miles de personas.

—Prométeme que no dejarás que otro hombre te vea desnuda.

—¿Y si necesito bañarme de nuevo y no puedo sola? Y ¿si otra vez me quedo ciega?

—Me llamas a mí y a nadie más.

—Juliette, tu cabello es de un color muy bello y al quitar la mugre de tu rostro puedo ver esas pecas en tu nariz.

—No sé de qué color es mi cabello, intentaba no ver mi reflejo y además no se los colores.

—Toma, esto es una esponja, no puedo hacer esta parte por ti, tienes que lavar tu cuerpo con ella. Si deja de hacer espuma le pones más de este —señala una pequeña botella.— ¿Entiendes?

Asiento.

—¿Te irás? —susurro

—Sí, tengo trabajo que hacer. Mira, ves ese teléfono que cuelga de esa pared? —lo señala. —si necesitas ayuda pide por ahí.

Sin esperar a que conteste se va.

Sus manos eran tan cálidas, por un momento su tacto me hizo sentir segura, protegida como un pequeño conejito con frío que rescatan de la carretera.

JulietteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora