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2012

"Vaya ¿Pero a quién tenemos aquí?"

"¡Es Zhang Hao, nuestro marica favorito!"

Se tensó en su lugar mirando su casillero. Su buen humor al entablar una conversación demasiado animada con sus amigos desapareció tan rápido como se formó.

Decir que estaba algo inquieto no sería algo nuevo en estas situaciones.

"Nara, Seokmin, déjenlo en paz. Se los advierto." A diferencia de Zhang Hao, uno de sus mejores amigos, Shen Ricky, no dudó ni un segundo en dar la cara conociendo muy bien al mayor. Él sabía que Hao necesitaba ayuda en estas situaciones.

Y esto, Zhang Hao lo detestaba.

"Déjalos. No me importa"

"Claro que importa" Zhanghao miró esta vez a Gyuvin, su mirada algo inquieta hizo que el de baja estatura se sintiera de la misma manera "Y hasta que estos idiotas no te dejen en paz..."

"¿Me llamaste idiota?" cuestionó Nara, con una sonrisa ladina "¿No entienden que nosotros podemos y haremos lo que se nos plazca con él?"

Sintió un escalofrío por todo el cuerpo. Sabía lo que aquellas palabras significaban. Lo golpearían... de nuevo.

Ambos chicos amagaron en avanzar, pero la voz de Gyuvin los detuvo.

"¡No lo toques!" gritó, llamando la atención de las personas a su alrededor.

"¿Y qué pasará si lo hago? ¿Que nos harán?" preguntó Seokmin, con una sonrisa típica de villano de película.

Hubo tensión en aquel pasillo por unos instantes.

Nara y Seokmin se miraron cómplices y dejaron escapar una fuerte carcajada al unísono. Luego, la chica de cabellos castaños asintió con su cabeza hacia su amigo y una sonrisa aterradora comenzaba a hacer aparición en el rostro de ambos.

Fue entonces cuando Seokmin caminó rápidamente hacia su punto de mira y sujetó a Zhanghao de su cabellera con una de sus manos, lo hizo retroceder hasta los casilleros del fondo y luego enterró su rodilla en su estómago. Un grito de dolor escapó de los labios del azabache y cuando el chico lo soltó, cayó al suelo jadeando, intentando recuperarse del golpe. Las lágrimas estaban acumuladas en sus ojos, pero él no iba a darles la dicha de verlo llorar, no a ellos.

"Eres un maldito-" Seokmin no terminó de culminar su frase, pues Gyuvin ya se había lanzado sobre él y estaba golpeándolo con todas sus fuerzas mientras Ricky intentaba detener a la ágil de Nara.

"¡Corre Hao!" Gritó Gyuvin.

Él no dudó ni un segundo en hacerlo.

Con el estómago aún doliendole, corrió y corrió hasta llegar al estacionamiento de su escuela. Una vez allí buscó las llaves de su auto desenfrenadamente hasta dar con ellas. No pasó más de un minuto cuando empezó a surcar las calles en dirección a su casa a máxima velocidad, aún sin derramar una sola lágrima de sus ojos y con un terrible dolor en su abdomen.

Al llegar, como siempre, su casa estaba vacía. Su madre y su padrastro solían trabajar hasta muy tarde, y Yujin, su pequeño hermano, era cuidado por su tía durante las tardes.

The window boy - HAOBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora