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una vez más, como la selección últimamente nos había acostumbrado a todos los argentinos, me encontraba en el estadio donde se jugaría la final de la copa america en estados unidos.
mi vida se basaba en eso y me encantaba, antes lo hacía sola siguiendo para todos lados a paulo para mostrarle mi apoyo incondicional pero ahora lo hacía acompañada de mi hijo, quien a pesar de ser muy chiquito se llevaba demasiado bien con los ruidos de los partidos, al ir todo el tiempo embarazada de alguna forma lo había acostumbrado.
- mira mi amor, ahí está papi - dije señalando a paulo en la cancha, ivan al ser literalmente un bebé de un año tan solo aplaudió sonriendo probablemente no entendiendo mucho de lo que dije, tan solo la palabra "papá"
- miranos a las dos con nuestros hijos, años atras ninguna hubiera creído que iba a terminar de la forma en la que estamos - dijo mara a mi lado llamando mi atención, al igual que la de ivan que al escuchar la voz de su madrina quiso saltar directo a sus brazos
ella llevaba en brazos a olivia, su hija, quien también era mi ahijada pero que ahora estaba tranquilamente dormida por lo que ella la colocó en su cochecito al lado de valen, quien estaba lo más concentrado en sus juguetes, para tomar a ivan en brazos y llenarlo de besos.
- lo mio si que era inesperado, lo tuyo con el cuti lo veiamos todos, desprendian tensión sexual, hasta tu hermano lo sabía pero se hacia el boludo - dije mirando enternecida la escena frente a mi, mi hijo era completamente amado por todas las personas que me rodeaban y eso me hacía más que feliz
- hacete la boluda nomas, todos sabíamos también que paulo estaba enamoradisimo de vos, solo que no lo podías ver por el otro idiota
- bueno pero al final si me di cuenta y miranos ahora, más juntos que nunca con un hermoso hijo - respondí acercandome hacía ivan para darle un beso en su mejilla provocando una pequeña risa de su parte
amaba su risa con todo mi corazón, era uno de los mejores sonidos que había escuchado en mi vida y se había convertido en mi favorito. no quería que nunca se apagase.
a los pocos minutos llegaron para acompañarnos como era de costumbre desde el mundial muriel y carolina para que luego de un rato el partido contra uruguay comenzara.
no se vivió con mucha tensión como las tres finales anteriores, donde se sentía que se debía probar algo. obviamente al ser una final se quería ganar para continuar demostrando la supremacía que se mostraba desde hace tres años.
se disfrutó el partido con tranquilidad, admirando todo lo que estabamos logrando, lo que ellos estaban consiguiendo. literalmente eramos una fiesta.
el pitido final llegó para darnos por segunda vez consecutiva la copa america gracias a la avallasante victoria ante los uruguayos, que por más que quisieran en ningún momento pudieron plantarnos pelea.
