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respiré pausadamente varias veces dentro de mi auto, estaba estacionada frente a la casa de leandro

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respiré pausadamente varias veces dentro de mi auto, estaba estacionada frente a la casa de leandro. si todo lo que en algún momento me contó era cierto, él ahora debería estar entrenando y sus hijos en la escuela, el único momento en el que camila estaba sola, creía que era lo mejor para que ambas hablemos.

estaba muy nerviosa, era enfrentar uno de mis mayores problemas y por fin darle el cierre que se merecía. estaba preparada para recibir todo tipo de puteadas, al fin y al cabo me las merecía.

estuve en un estado de trance hasta que el timbre que yo misma toque me sacó de mi ensoñación, no sabia como había terminado frente a la puerta, prácticamente mis pies se habían movido solos hasta llegar hasta allí.

podía sentir el aire pesado, la incomodidad de estar cerca de su familia me estaba matando. no me sentía para nada bien, me odiaba por todos los años que estuve a la sombra.

cuando camila abrió la puerta ambas nos miramos un par de segundos, yo en shock por volver a verla luego de tantos años y por la enorme panza que tenia, lo que menos quería era generarle un disgusto en un momento tan lindo como el que tendría que estar viviendo pero no aguantaba más, la situación me estaba carcomiendo por dentro.

los ojos de ella se cristalizaron al instante, sin decir nada se hizo a un lado para que pase. el silencio entre las dos reinaba, ninguna se atrevía a decir una sola palabra.

cuando entramos ella se aferró a su taza, que por el olor supuse que era un té, las lágrimas todavía no salían de sus ojos pero estaban al borde, no me animaba a decir palabra alguna.

- así que es verdad - dijo luego de apoyar su taza sobre la mesa y acariciar lentamente su panza, como intentando calmar los nervios

me sentia una basura, ella no merecía nada de lo que yo habia hecho, había caído tan a fondo en las mentiras de leandro que no podía ver todo lo malo que estaba haciendo. 

- realmente lo siento, camila - dije pasando varias veces las manos sobre mis muslos, estaba muy nerviosa

apenas aquellas palabras salieron de mi boca las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, su llanto era silencioso y aumentaba aún más la tensión entre ambas.

ella caminó hasta sentarse frente mi en el sillón y limpió suavemente sus lágrimas.

- necesito que me cuentes todo, candela. necesito entender - dijo apoyando sus codos sobre sus rodillas, se la notaba un poco cansada

mire mis manos recapitulando toda nuestra historia.

- vos ya sabes que nos conocemos desde chiquitos, vos sabias que él me gustaba cuando empezaron a salir y en el momento que tuve la oportunidad de estar con él, cegada por el enojo y la bronca siendo tan chiquita, la aproveche

- no me podes venir a reprochar eso cuando ya tenemos casi treinta años

negué rápidamente, lo que menos quería era eso, aquel tema ya estaba superado y sepultado, no me podía importar menos lo que había sucedido hace casi diez años.

- te juro que no me interesa eso, está más que superado ese tema, solo que quiero llegar a mi punto

ella asintió y yo me tome un segundo para volver a respirar tranquila, los nervios me estaban jugando una mala pasada.

- estuvimos juntos la primera vez y él me prometió que te iba a dejar, que siempre había sido yo, y como boluda yo le creí, esa fue la primera vez que caí en una de sus mentiras. me pidió que lo siguiera hasta Italia y así lo hice, como cuando se fue a rusia, a paris y devuelta para acá. en ningún momento mi intención fue lastimarte a vos o a tus hijos, yo estaba tan inmersa en esa mentira que realmente creía que me amaba, me prometía muchas cosas que nunca cumplia, esa relación a mi me hizo muy mal psicologicamente y lamento de verdad todo lo que pude causarte a vos, no te lo merecías para nada

ella se pasó las manos por el pelo, desordenandolo un poco a su paso, era mucho para digerir. no le deseaba a nadie estar de mi lado pero tampoco estar del lado de ella.

- él es un hijo de puta por todo lo que hizo, tanto a mi como a mis hijos y a vos, pero vos también, candela, entiendo que no me consideraras tu amiga pero ¿hacerle esto que hiciste por tantos años a otra mujer? es algo que no te puedo perdonar, veías las cosas que subíamos, lo enamorada que estaba y vos seguías ahí sin importar qué

- reconozco que estuve mal pero yo no me daba cuenta, estaba demasiado cegada por sus palabras, leandro me manipulaba a su gusto y recién ahora me pude dar cuenta. se que esto que estoy haciendo no te da nada de paz pero no quería que no sepas la verdad

nos volvimos a sumergir en un gran silencio, yo ya no sabía para dónde mirar que no sean los ojos de camila. realmente no me daba la cara.

- ¿te puedo pedir que te vayas? - preguntó con la voz rota, algo en mi también se rompió, me sentía muy mal

asenti tomando mis cosas, no había pasado más de media hora de mi llegada.

una vez afuera, ya en mi auto, senti un alivio recorrerme, aquel peso que cargaba en mis hombres desde hacía ocho años por fin se había ido. lo único que quería ahora era estar con paulo, donde todo se sentia bien y correcto, para finalmente entregarme por completo a una relación, sin ningún tipo de ataduras con mi pasado.

















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doble vida | leandro paredesWhere stories live. Discover now