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había logrado recomponerme de la desilusión que fue escuchar que leandro iba a tener otro hijo, paulo y mi psicóloga fueron de gran ayuda. obviamente el dolor en el pecho no se había ido pero podía sobrellevarlo.
en una de las tantas videollamadas que habíamos hecho con paulo me comentó que iban a poder recibir visitas antes del partido contra jamaica, no me había invitado directamente porque sabía que era problema que no vaya, no con leandro y su mujer ahí, pero me había tirado el dato para que yo haga lo que quiera.
ese mismo día me la pase desde que me levante pensando si debía asistir, no había podido ver a paulo desde que se fue a la mañana siguiente otra vez al hotel. por suerte nadie se había enterado que se escapó de la concentración, solamente su compañero de habitación, cristian romero, pero este no había dicho nada, más bien lo había cubierto con los demás.
sabía que cuando volviéramos hacia Italia no lo iba a ver por un tiempo, al fin y al cabo yo seguía con leandro en turin y él estaba en roma.
tampoco quería cruzarme a los futuros padres, estaba segura que si los veía iba a romper en llanto. me sentía muy decepcionada, no podía entender como una persona había roto otra de sus promesas, como le salía mentir tan bien para que los demás le creyesen.
evaluando toda la situación decidí asistir, paulo me estaba ayudando muchísimo para mejorar como persona y darme cuenta de la situación en la que me encontraba. quería de alguna forma, por más pequeña que fuera, devolverle el gesto.
entre al hotel muy nerviosa, no quería que la primera persona que viera sea leandro o su familia. para mi suerte no había rastro de ninguno, a paulo lo pude divisar de lejos hablando con cristian.
me le acerque con una sonrisa y envolví mis brazos alrededor de su torso por detrás. él se dio vuelta extrañado y cuando vio que era yo me abrazó con fuerza con una sonrisa en su rostro.
que feliz que me hacía que se alegrara de verme porque yo estaba de la misma forma.
cristian me saludó con una sonrisa de lejos y se fue para dejarnos solos, probablemente no tenga ni idea quién era pero agradecía que nos deje tener aquel momento para nosotros.
- viniste, cande - dijo aún con sus brazos alrededor de mi cintura, no queria alejarme de ahí, el mundo parecía parar cuando estábamos juntos
- mira si no voy a venir, con todas las cosas que haces vos por mi te mereces como mínimo que te acompañe a todos lados - le respondi separandome finalmente del abrazo
agarró una de mis manos y me arrastró hacia las mesas para que nos podamos sentar y así charlar más tranquilos, parecía un nene de lo feliz que estaba.
- ¿saliste a recorrer un poco estos días? - me preguntó apoyando sus dos brazos sobre la mesa, estaba levemente inclinado hacia delante para poder prestarme toda la atención posible, siempre me escuchaba
