Capítulo 30

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Desde ese día, transcurrió una semana. María estaba alerta todo el tiempo, a toda hora. Había tenido tiempo de pensar en qué decir y cómo hacerlo.

Si algo había aprendido de ver tantas películas y series en su mundo, era que no debía revelar cosas del futuro pues este es propenso a cambiar. Debía mantener la boca cerrada y no revelar nada cuánto pudiera desviar el curso de las cosas.

—... Que yo esté aquí ya hizo que todo saliera de su curso original...— suspiró en un murmullo mientras se hundió en el sillón.

Debía explotar sus posibilidades. Si no le decia nada a Aizawa seguramente la tratarían de criminal y la enviarían con la policía. Pero si le contaba todo lo que ocurrió hasta llegar ahí no había certeza de que el profesor le creyera. Después de todo el aparecer por arte de magia no era algo ordinario aún en ese mundo.

Era tarde pero no quería ir a dormir. Soltó un suspiro y se quedo allí con los ojos cerrados.

— ¿Te sientes mal?

La voz de Midoriya la hizo abrir sus ojos para mirarlo. La preocupación en el rostro del muchacho era perceptible  y aquello hizo que María de sintiera algo mejor.

— Estoy bien — había pronunciado, pero una a una las lágrimas habían comenzado a caer. Midoriya sorprendido no supo que hacer y comenzó a mover sus manos nerviosamente mientras le decía que no llore. Aquello solo hizo que María llorara aún más.

— ¡Deku! ¿Qué demonios -

Bakugo al ver a María llorando y a Midoriya frente a ella se burló al pensar que él la había hecho llorar.

— K-Kacchan... No...yo...ella empezó a llorar de la nada... yo no sé...

Los ojos rubí del muchacho fueron a parar a la llorona de María que  intentaba limpiar sus lágrimas y mocos como podía pero no podía detenerse.

Bakugo suspiró. Aquella niña llorando le género un malestar que atribuyó a irritación por evitar pensar que era preocupación.

Se acercó al sillón donde ella estaba sentada y se acomodó a su lado. Midoriya sorprendido se apartó pero se mantuvo en alerta, después de todo no había olvidado la quemadura que él le había hecho. Pero lo que el peliverde presenció no fue mas que una muestra de amabilidad por parte del rubio.

—¿Eh?— María dejó de llorar cuando sintió que unos brazos la rodearon y su mejilla chocó contra algo esponjoso.

Bakugo la estaba abrazando.

De LATAM a My hero academiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora