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Yoongi no sabía qué responder. Al fin y al cabo, ¿Qué diría? Quizá "No vuelvas a hacerlo" habría sido lo apropiado, aunque lo que se sentía tentado de decir era "¿Por qué te detuviste?"

Rehuyendo de su mirada, se aclaró la garganta –Vamos a llegar tarde.

–No pasa nada, eres el anfitrión –replicó Jungkook. Se pasó una mano por el oscuro cabello, pensando en lo maravilloso que había sido tenerlo entre sus brazos. La pasión que había intuido en Yoongi desde el principio había explosionado en el instante en que lo había tocado. Mientras recorrían juntos el último trecho en dirección al salón de baile, donde iba a celebrarse el cóctel, Jungkook percibió su tension. –Lo harás bien, ya lo verás.

Yoongi se rio nervioso y giró la cabeza hacia él.

–¿Tú crees? –murmuró. En ese momento se sentía tan inseguro...

–Solo tienes que mostrar interés por las personas con las que hables –le aconsejó. costandole mantener la vista apartada de los labios de Yoongi–. Sé tú mismo.

Yoongi reprimió otra risita nerviosa.

¿Cómo se suponía que iba a ser él mismo, o a comportarse siquiera de una manera juiciosa con la agitación que sentía por dentro después de aquel glorioso beso? Parte del problema era que con él se había comportado tal y como era, correspondiéndole. De hecho, si se dejara llevar por su instinto, lo agarraría por los brazos y le pediría que volviera a besarlo.

–Eso es algo que jamás pensé que te oiría decir –musitó.

Jungkook enarcó una ceja.

–¿Por qué?

–Porque tengo la impresión de que mi forma de ser te irrita –razonó Yoongi, evitando mirarlo a los ojos una vez más.

Tal vez solo lo hubiera besado para hacer que se callara, pensó resentido. Jungkook se detuvo a unos pasos de las puertas abiertas del salón de baile, del que emanaban música, risas y un runrún de conversaciones.

–No es tu forma de ser lo que me resulta...

–¿Irritante? – sugirió Yoongi.

–No es la palabra adecuada, pero en fin... Es esta situación lo que encuentro profundamente... irritante, sí.

Dios... El deseo que sentía por Yoongi estaba devorándolo por dentro.

–No entiendo a lo que te refieres.

–¿Estás seguro?

Yoongi apartó la vista, porque de repente le provocaba más nervios el brillo de los ojos de Jungkook que lo que lo aguardaba en el salón de baile. Solo que no eran nervios, sino excitación. Se mordió los labios ligeramente. «Solo ha sido un beso... deja de ver cosas donde no las hay», se reprendió.

Yoongi exhaló un hondo suspiro.

–Es igual. Entremos y acabemos con esto.

Jungkook asintió, y Yoongi agradeció tenerlo a su lado cuando entraron, porque tenía la certeza de que así todas las miradas se posarían en él y no en Yoongi.

Cuando Jungkook entraba en un sitio siempre se convertía en el centro de atención. Se hizo un breve y tenso silencio a medida que los invitados, que habían forma de pequeños grupos para charlar entre ellos mientras tomaban el vino que se les había servido, se volvieron al verlos llegar. No eran tantos, se dijo Yoongi, intentando tranquilizarse, y obligó a sus pies, que parecían haberse quedado pegados al suelo, a moverse. «Que comience el espectáculo», lo oyó sisear Jungkook para sí mismo, antes de lanzarle una mirada, alzar la barbilla y alejarse de él.

Amor Griego - KookgiWhere stories live. Discover now