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—¿Como ha ido? –preguntó Sabinee, y al ver la cara de Yoongi, exclamó– ¡Ay, Dios!, ¿Es que son malas noticias?

Yoongi dejó el bolso en la mesa, se volvió hacia el ama de llaves y sacudió la cabeza.

–No, claro que no –la tranquilizó. Aún no se sentía preparado para contarle qué era lo que lo tenía tan preocupado–. Los médicos están muy satisfechos con su recuperación. Si los resultados de la próxima ronda de pruebas que tienen que hacerle son buenos, están dispuestos a darle el alta la semana que viene.

Yoongi estaba yendo a visitarlo una vez a la semana a la clínica de Atenas en la que estaba ingresado, y charlaba con él casi a diario por videoconferencia con el móvil. Ese día, sin embargo, había ido a ver a otro especialista, para él, después de ir a ver a su abuelo.

–Menos mal –dijo Sabinee–, debe de estar contento.

–Nada de eso. Está hecho una furia porque no podrá acompañarme a la subasta benéfica.

–¡Qué bobada! Ya irá contigo el año que viene.

–Eso mismo le dije yo, pero él... –murmuró Yoongi–. Ah, gracias –le dijo a una doncella que le había llevado una bandeja de té con pastas.

–¿Pero él qué? –inquirió el ama de llaves.

–Pues que ha convencido a alguien para que me acompañe en su lugar.

Había descubierto que su abuelo era de esas personas a las que no se les podía llevar la contraria, y encima, cuando había visto que Yoongi no iba a dar su brazo a torcer, se había recostado en la cama, diciendo que le molestaba el pecho, ¿Y cómo iba a arriesgarse a no creerlo? Al final había tenido que claudicar.

–Siéntate conmigo –le pidió a Sabinee.

La mujer accedió con una sonrisa y sirvió té para ambos.

–Bueno, ¿Y a quién le ha pedido que te acompañe?, ¿Alguien que conozcamos?

–A Jungkook –dijo Yoongi en un tono quedo. Sabinee, que se lo había imaginado, igual que había intuido que había algo entre ellos dos, asintió con la cabeza.

Yoongi, en cambio, no se lo había esperado en absoluto, y había tenido que pedir a su abuelo que lo disculpara para ir al cuarto de baño a llorar. Claro que al menos tenía una excusa para estar tan sensible. Tenía las hormonas revolucionadas porque... estaba en cinta. Llevaba unos días sospechándolo, y la consulta que había tenido con una doctora se lo había confirmado ese mismo día. Para que nadie se enterase, porque la isla era muy pequeña y todo se sabía, le había pedido a Sue que comprase y le enviase una prueba de embarazo. Al hacerse la prueba le había dado positivo, pero había pensado que sería mejor que se lo confirmase un médico, y había pedido cita en una consulta privada en Atenas.

Habían pasado dos semanas desde la marcha de Jungkook, que no parecía tener intención de volver a la isla, y ahora sabía que estaba embarazado de él. Al principio había sido un shock para Yoongi, y había tenido un momento de pánico, pero poco a poco lo había empezado a aceptar, y para su sorpresa incluso estaba ilusionado. Y es que, aunque sus emociones en esos momentos no podían estar más revueltas, había una cosa que tenía muy clara. Aquel bebé iba a tener a su padre que lo querría. Jamás se sentiría solo, ni asustado. Estaba decidido a darle a ese bebé la infancia que Yoongi no había tenido. Por desgracia, sin embargo, no podía garantizarle al bebé su otro padre. ¿Y su abuelo?, ¿Cómo reaccionaría? No podía saberlo, pero sospechaba que Insung se pondría como loco al saber que iba a tener un bisnieto y confiaba en que así fuera.

Amor Griego - Kookgiحيث تعيش القصص. اكتشف الآن