Capítulo 2

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——CAPÍTULO DOS: Una obligación——M A R X E L

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——CAPÍTULO DOS: Una obligación——

M A R X E L

Frente a las cámaras era encantador. Me enseñaron desde pequeño a mantener una imagen admirable la cuál atrajera confianza a la población. Ser el hijo del Káiser no era tan sencillo como aparentaba, pero ya estaba acostumbrado a llevar la carga. De alguna forma, tenía que acoplarme a ello.

Cuando salí del salón de comunicación, después de compartir una maravillosa charla con Susan, me enfrenté al pasillo extenso de la Alta Torre con la compañía de Will, mi fiel compañero de entrenamiento y buen amigo, quién me palmeó la espalda.

—Bien hecho —agasajó con una sonrisa plantada en la cara—, siempre eres bueno en este tipo de cosas.

—Solo fue un programa de televisión, no se compara con hablar en público frente a toda la nación —le comenté. Nada se comparaba con ese tipo de cosas; es decir, estar delante de miles de personas mirándote y tener la responsabilidad de tus palabras en representación de la Corona.

—Algún día tendrás que hacerlo —dijo animado—, cuando te conviertas en Káiser.

Una media sonrisa se asomó en mi boca. La idea me asustaba, pero tampoco me aterraba. Algún día tendría que pasar, solo esperaba estar preparado cuando el momento llegara.

Will se aclaró la garganta y cambió de tema.

—Por cierto, tu padre quiere hablar contigo —me lanzó una mirada de malestar—, he recibido la notificación de que es un asunto importante. Solicitaron tu presencia en su oficina y sobre todo, quieren que estés ahí lo antes posible.

—¿Importante? —Mi padre rara vez decía que algo era importante o urgente, cuando utilizaba esas palabras era por qué la situación había llegado a un punto de gravedad irremediable.

Comencé a acelerar el paso a su oficina para evitar tener una queja de su parte, pues el Káiser acostumbraba tener una actitud un poco impaciente, con los años se había vuelto extremado ya que la idea de esperar demasiado no le agradaba en absoluto.

Al llegar a la puerta de la oficina, Will me detuvo y apretó mi brazo.

—Recuerda que esta es tu oportunidad para demostrarle a tu padre que puedes adentrarte más en la política —susurró.

Asentí ante su recomendación. Will sabía de cada uno de mis problemas y deseos. Y es que, a pesar de ser el único hijo del Káiser y próximo heredero del linaje Leví, mi colaboración tan solo servía para que mi rostro formara parte de los carteles publicitarios o que los periódicos digitales rumorearan que iba a casarme con la hija de la mano derecha, o aún peor, para recalcar que mi padre y yo éramos muy unidos. Porque de «unidos» lo más cercano al contacto físico que había presenciado era cuando la palma de su mano se estrellaba contra mi mejilla al enfadarse.

Ladrona de EspejosWhere stories live. Discover now