Epílogo. ¿Los cuervos cantan presagios?

718 170 74
                                    

10 años después

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

10 años después...

Kaux era más bello en otoño que en cualquier otra época del año.

La lluvia jamás cesaba de caer, pero esta siempre venía acompañada del desprendimiento de las hojas muertas de los árboles. Había aprendido a identificar las mínimas señales, interpretar el significado de cada cosa, por más diminuta que sea.

La caída de las hojas era melancólica, pero representaba algo maravilloso: nuevos inicios.

Caminé a lo largo de la carretera para entrar a Kaux, llevaba sobre la cabeza aquel viejo paraguas transparente que solía pertenecer a Kalen y en el hombro iba posado un cuervo, mi compañero de siempre nombrado tras el chico que cambió mi vida hace una década.

Mi nombre es Félix Alessandro Rangel, tengo veintiocho años y soy un cuervo del presagio con una misión muy importante, probablemente la más importante de toda mi vida.

—Recuerda alejarte cuando lleguemos —dije a Kalen cuervo sobre mi hombro—. Ya sabes la razón.

El cuervo graznó y yo continué caminando.

Kaux seguía siendo mi hogar, sin embargo, siempre quise salir de aquí y ver más allá, recorrer todos esos sitios que solo conocía por nombre. Así que adopté la posición de un cuervo del presagio en constante movimiento, viajando a cada extremo del país para salvar a otros. Mi yo del pasado jamás podría concebir lo bien que me siento ahora.

Era mi primera vez poniendo pie en el pueblo desde hace tres meses. Una vez me encargara de mi misión, iría a visitar a mi familia, a los Ávila que me habían aceptado como uno de los suyos. Y cómo habían cambiado todos ellos con el tiempo.

Marisol se mudó de manera definitiva a Kaux, estudió medicina como siempre lo quiso y ahora es una de las doctoras titulares del pueblo. Conoció a un gran hombre al que le salvó la vida, se casaron y hace tres años tuvieron un hijo que, por supuesto, llamaron Alec al igual que su tío. Todos lo llamamos Kalen.

Claudia dejó de viajar tanto, se relajó un poco con sus deberes como cuervo del presagio y, tras la pérdida de Kalen, volvió a acercarse a su esposo. Ambos viven aquí, juntos, llevando una vida tranquila, cuidando del bosque y de su nieto con un cariño solo digno de los Ávila.

Ramona... Ramona sigue siendo igual de maravillosa, la mujer que más admiro. Ahora le cuesta más moverse, pues como bien dice ella, la edad no pasa en vano, pero su carácter perdura, su amor por Ramiro, su amor hacia su familia e incluso su afición a hacer alebrijes. Le debo todo a ella y se lo he repetido en tantas ocasiones que incluso ha llegado a cansarse.

Por supuesto, mis amistades también seguían presentes en mis pensamientos. Tal vez ya no nos veíamos como antes, pero yo jamás los olvidaba y sabía que el sentimiento era mutuo.

Silvia se mudó a la capital y comenzó a trabajar en un teatro pequeño. Al principio fue una actriz de roles pequeños y terciarios, pero sé que ahora trabaja dirigiendo obras y, en sus tiempos libres, escribiendo sus propios guiones que siempre me envía por correo para leerlos. Tiene un personaje llamado Kalen. No me sorprendería que alguien importante en la industria la note muy pronto.

Los Cuervos Cantan PresagiosWhere stories live. Discover now