Capítulo 25

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CAPÍTULO 25

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Cuando levanté la mirada, supe que estaba de regreso en la realidad porque el titiritero y el gimnasio habían desaparecido. En su lugar, una pequeña silueta dorada se movía sobre una mesa. Luego, estuvo presente el pesado olor a incienso de rosas, lo que me hizo arrugar la nariz ante su penetrante fragancia.

—¿Estás despierta? —preguntó Mikkel mientras cruzaba la pequeña habitación a toda prisa. El suelo temblaba con cada paso que daba, y dejé de verlo porque me produjo mareo.

—Perfecto —comentó y anduvo hasta la mesa. La silueta dorada era clara ahora. Se trataba de Mango, quien observaba a su dueño mientras permanecía sentado en ese lugar, golpeando un par de carritos de juguete.

Me froté las sienes. Me dolía la cabeza, y evocar el recuerdo de haber revivido el último momento de Ashton con vida, me hacía sentir aún peor.

Según Thomas, Ashton falleció primero, luego un trapecista que cayó desde lo alto. Me pregunté si acaso fue Ellinor quien lo vio morir, pero no era lógico ver sus recuerdos, pues ya no contaba con su caja musical.

La luz amarillenta que provenía del conjunto de velas esparcidas en todas las superficies, incluso en el suelo, me hicieron pensar en una película de terror.

Mikkel cruzó el pequeño cuarto a toda prisa. Derribó un par de frascos mientras buscaba algo.

—Por aquí debe estar... Bien. Lo tengo. —Regresó a mí y me tocó el hombro.

Le miré de manera no tan agradable. Él puso en frente de mis ojos un frasco que guardaba un líquido de terrible aspecto. Era negro, verdoso, y tenía un olor a hierbas mezcladas con algo seguramente podrido.

—¿Qué es? —pregunté asqueada, tragándome la bilis que de pronto sentí arder en la garganta.

—Ayuda con la resaca.

—No estoy borracha —protesté indignada. Jamás había probado ni tan siquiera una gota de alcohol.

—Ayudará, y eso es lo que importa —insistió para que tomara el frasco, y no pude hacer más que aceptarlo—. No pretendo envenenarte, si es lo que te preocupa. Ahora, trágatelo.

Nos salvó de las sombras en la estación, así que no tendría mucho sentido que de pronto decidiera deshacerse de mí.

Bebí dos bocados y me atraganté con el amargo sabor. Corrí con la suerte de no vomitar y tragué con mucho esfuerzo.

La sombra de los caídos ✓حيث تعيش القصص. اكتشف الآن