Capítulo 06

560 74 8
                                    


К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.


━━━ ꧁ད ✶ ཌ꧂ ━━━

CAPÍTULO 06

━━━ ꧁ད ✶ ཌ꧂ ━━━


Dejé caer mi mochila al suelo. Él era un fantasma que vino a quedarse, pero por obvias razones no para dormir.

El aire se fugó de mis pulmones, y de pronto me sentí un poco mareada.

No necesitaba de un fantasma, ni tampoco de todo ese circo del que llegó acompañado. Mi vida estaba mejor como era antes.

—¿Te sientes bien? —preguntó tan campante. Parecía preocupado en lo que acaecía en mi rostro, pero a través de la oscuridad él no podía descubrir alguna anomalía, ¿o sí?

—No —admití en un susurro roto. Claro que no me sentía bien. Él estaba hablando conmigo después de todo lo que sucedió.

—¿Quieres un vaso de agua? Yo podría...

—No —repetí mientras pasaba junto a él, caminando un poco mejor que antes, aunque de forma automática.

Tras alcanzar la segunda puerta en mi habitación, volteé para descubrir que me había seguido. En realidad, estuvo a punto de atropellarme y se detuvo tan cerca, que incluso pude sentir su respiración contra mi nariz.

—¿Me das un momento a solas? —Todavía tuve la valentía de preguntar, y él, como si fuera una danza elegante, con las manos en la espalda retrocedió un paso.

Accedí al cuarto de baño tan rápido como pude, cerré la puerta detrás de mí y encendí la luz.

Temblaba de la cabeza a los pies.

Frente al espejo, descubrí que tenía una marca rojiza en el cuello, por lo cual acarreó recuerdos escalofriantes de lo sucedido momentos atrás.

Casi muero por asfixia, y todavía no era capaz de entender nada.

—Zara —pronunció desde el otro lado y me abracé los codos—. ¿Cuántas luces hay en tu casa? Conté algunas, pero no estoy seguro del todo.

Ashton era real. Había muerto, sin embargo, ahí estaba, aguardando en mi habitación a por mí.

—Supongo que debo esperar —dijo con ese acento extranjero al no recibir ninguna respuesta por mi parte todavía.

Mi mano empezó a soltar palmadas contra mi pecho en un intento por calmar al inquilino principal, que no había dejado de sobresaltarse una y otra vez durante todo el día.

Debía controlarme, de lo contrario...

¿Cabía la posibilidad de sufrir un paro cardiaco a los dieciséis?

La sombra de los caídos ✓Место, где живут истории. Откройте их для себя