Capítulo 24.3 (Extra) - Disfrutar de la caída

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Mía

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Mía

Mapi llevaba observándonos en silencio unos diez minutos. Ya nos habían traído las bebidas y el hielo del refresco que ella había pedido estaba empezando a derretirse. Alexia movía frenéticamente la pierna bajo la mesa y yo pensaba que se me saldría el corazón por la boca en cualquier momento.

—Mmm...—Carraspeé—Bueno, ¿qué-

—¿Desde cuándo os acostáis? —Me interrumpió.

—Joder, Mapi... —Alexia se desesperó escondiendo la cara entre sus dos manos.

Era una buena pregunta. ¿Desde cuándo nos acostábamos? ¿Estábamos técnicamente "acostándonos"? Miré a la rubia desde su lado, que seguía tratando de esconderse del mundo entre las palmas de las manos. Mapi me miraba con intensidad, haciéndome tragar saliva. No sabía qué responder. Sólo había ocurrido una vez. Sería raro si decía que no y también sería raro si decía que sí.

—Desde su fiesta de cumpleaños —respondió Alexia mientras seguía negando con la cabeza.

Tragué saliva. O sea que, para Alexia, sí estábamos acóstandonos. ¿Era algo extendido en el tiempo? ¿Éramos eso?

—¿Sólo? —Mapi abrió mucho los ojos—. Si no hace nada de eso —Yo sólo pude asentir. La conversación se había vuelto incómoda. Todas podíamos notarlo. Bebimos de nuestras bebidas—. Pensaba que llevábais haciéndolo más tiempo, la verdad. Os traíais un rollo raro desde hacía mucho tiempo ya.

Alexia apretó los labios.

—Pues es sólo desde su cumpleaños.

—Ya veo.

—Sí.

Volvimos a beber. Y yo, qué todavía no había abierto la boca, dije aquello que más me estaba preocupando.

—Por favor, no digas nada —supliqué, juntando las palmas de mis manos frente a su cara—. Por favor, Mapi. Lo perdería todo.

—¿Pero por quién me tomas? —Se quejó—. No voy a coger e irle con el chisme a Laporta.

—A nadie —exigió Alexia.

La central levantó ambas manos en señal de rendición.

—A nadie, lo prometo.

Su tono de voz se suavizó al ver lo nerviosas que estábamos.

—Lo siento, Mapi. No queremos que parezca que desconfiamos de ti —Se disculpó la centrocampista con un suspiro—. Es solo que... esto es algo... peligroso para nosotras, sobre todo para Mía y no nos queda otra opción que mantenerlo en secreto.

—Lo entiendo —dijo tranquilamente—. Vuestra relación es cosa vuestra, y podéis confiar en mí para guardar vuestro secreto.

Relación.

Sería capaz de renunciar a todo - Alexia PutellasWhere stories live. Discover now