Semana 8
Mía
—¿Va a ser siempre así? —Alexia se encogió de hombros desde la silla de enfrente—. Lo que no entiendo es que sigas viniendo si estás lesionada. Quédate en casa y ya está.
Tenía baja para por lo menos un mes. Al menos, la semana que viene debería poder regresar a los entrenamientos. Había sido una llamada de atención. Se había esforzado demasiado por volver a jugar y se las había apañado para hacerle creer a todos que estaba completamente recuperada sólo porque se veía capaz de volver a jugar. No lo tendría tan fácil ahora.
Ella también sabía que si hubiera cumplido al cien por cien con su recuperación no tendría que estar enfrentándose a esta recaída. Y estaba enfadada. Pero yo también.
Había tardado dos días en conocer el estado de la rubia. No había contestado a ninguno de mis mensajes, ni tampoco me había dejado pasar a la enfermería. Habían sido sus compañeras quienes me lo habían contado. No ella. Ella no había hecho lo más mínimo por comunicármelo.
—¿Nunca te han dicho que la salud mental es tan importante como la física? —replicó.
Reí amargamente.
—¿Y piensas que viniendo aquí a cruzarte de brazos y poner malas caras estás trabajando por ella?
—Es el ambiente de la consulta —Respiró hondo muy ruidosamente—. Estar aquí ya se siente sanador —Se burló.
Suspiré.
—Me hubiera gustado saber que estabas bien.
—Lo supiste, ¿no? —Asentí—. Entonces ya está.
Me masajeé las sienes, iba a ser una hora estresante, como siempre. Me recoloqué en la silla y apoyé los codos en la mesa. ¿Para qué mantener las formalidades?
—Podrías haber respondido a mis mensajes.
—Qué raro. Lo de responder no va mucho contigo —Se rescostó con tranquilidad—. Aprovecha este tiempo para hacer tus movidas.
—De verdad que no te entiendo... —La futbolista se encogió de hombros—. ¿De verdad que no quieres hablar nada del otro día?
—Dijiste todo lo que tenías que decir. No pienso contestarte más al respecto.
—No dije nada.
—Exacto —respondió—. Más que suficiente.
Me crucé de brazos también. No tenía sentido intentar mantener un ambiente de consulta, cuando el paciente no estaba actuando como tal ni lo pretendía.
—¿Y qué pretendes conseguir así? —escupí.
—Para lo que vas a decirme casi mejor quédate callada.
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Sería capaz de renunciar a todo - Alexia Putellas
RomanceEs difícil encontrar la forma en la que todo encaja en su lugar una vez está roto, incluso si un cirujano te da un primer empujón bastante notable. La recuperación de Alexia avanza con esperanza. Su rodilla está respondiendo muy bien a la rehabilita...