capitulo IX: Tracey en su lucha de vida

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El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte cuando Tracey se despertó en su fría y desolada esquina. Había pasado otra noche sin hogar, y su cuerpo se sentía cansado y débil. Sin embargo, como cualquier otro día, debía enfrentar el desafío de sobrevivir.

Mientras buscaba algo de alimento entre los restos de una bolsa de basura cercana, Tracey se dio cuenta de que tenía una necesidad urgente. Su rostro se puso rojo de vergüenza y desesperación. No había baños públicos cerca y no podía permitirse el lujo de gastar dinero en un baño de alguna tienda.

Con lágrimas en los ojos, Tracey buscó desesperadamente una solución. Su mirada se posó en un imponente contenedor de basura cerca de una lujosa mansión. A pesar de la vergüenza, la necesidad era más fuerte.

Con gran esfuerzo, Tracey subió al contenedor, tratando de mantener el equilibrio. Cerró los ojos y trató de bloquear los pensamientos incómodos mientras hacía lo que tenía que hacer para aliviar su urgente necesidad.

Cuando finalmente terminó, su rostro se llenó de vergüenza y tristeza. Se sentía humillada y desesperada, pero no tenía otra opción. Bajó del contenedor con cuidado, sintiendo una mezcla de alivio y dolor en su corazón.

En ese momento, sus ojos se encontraron con los de un ama de llaves que trabajaba en la mansión. La mujer la miró con desdén y asco, sin comprender la difícil situación en la que Tracey se encontraba.

Tracey se sintió humillada y herida por la mirada de la mujer. Sin decir una palabra, se alejó rápidamente del lugar, deseando desaparecer y olvidar aquel momento tan doloroso.

Mientras caminaba por las calles, las lágrimas caían silenciosamente por sus mejillas. La vida en la calle era dura y cruel, y cada día era una lucha constante por la supervivencia. En ese momento, deseó con todo su corazón tener un lugar seguro y digno para vivir, lejos del desprecio y la indiferencia del mundo.

Tracey caminaba por las calles, sintiendo el peso de la vergüenza y la humillación en sus hombros. Temía que la mirada de desprecio de la ama de llaves en la mansión la persiguiera por siempre. Cada paso que daba la hacía sentir más sola y vulnerable en el mundo cruel en el que vivía.

De repente, escuchó unos pasos apresurados acercándose desde atrás. Giró la cabeza y se sorprendió al ver a Jimmy corriendo hacia ella. Su corazón latía más rápido, preguntándose qué hacía allí.

Jimmy llegó hasta ella, sin aliento por la carrera. Sin dudarlo, la abrazó con fuerza y la sostuvo con ternura. "Tracey, estoy cansado de las clases de tenis y todo eso", dijo, su voz llena de sinceridad. "Quería visitarte porque... porque quiero estar contigo".

Las palabras de Jimmy la sorprendieron y emocionaron al mismo tiempo. Tracey se sintió conmovida de que él la buscara después de lo que había pasado y de que compartiera sus propios sentimientos con ella. El abrazo de Jimmy la hizo sentir protegida y comprendida, como si finalmente alguien realmente la viera.

Con la voz temblorosa, Tracey habló mientras seguía abrazada a él. "Jimmy, gracias... gracias por estar aquí", susurró. "Nadie... nadie me ha abrazado así antes".

Jimmy se apartó un poco y la miró directamente a los ojos. "Tracey, eres importante para mí", dijo con sinceridad. "Quiero estar a tu lado y ser tu amigo. No importa lo que haya pasado antes, estoy aquí ahora y siempre".

Las palabras de Jimmy llegaron directo al corazón de Tracey. Por primera vez en mucho tiempo, sintió una chispa de esperanza y calor en medio de la oscuridad que la rodeaba. No estaba sola, tenía a alguien que realmente se preocupaba por ella.

Juntos, continuaron caminando por las calles, compartiendo risas y confidencias. La vergüenza y la humillación se desvanecieron gradualmente, reemplazadas por la amistad y la conexión genuina que estaban forjando.

Mientras Tracey y Jimmy caminaban juntos, disfrutando de su compañía, una figura conocida apareció en su camino. Era Hannah, la hermana menor de Jimmy, quien caminaba con su perrita anciana, Kia, una dulce Golden Retriever.

Hannah miró con curiosidad a Tracey y luego a Jimmy. "¿Quiénes son tus papás?" preguntó inocentemente, sin darse cuenta de la complejidad de la pregunta.

Tracey se sintió momentáneamente incómoda por la pregunta, pero luego se recordó a sí misma que Hannah era una joven con Asperger y que sus preguntas eran producto de su curiosidad genuina y su falta de filtros sociales.

"Uhm, Hannah, ella es Tracey, una amiga", respondió Jimmy, tratando de explicar la situación de una manera que fuera fácil de entender para su hermana.

Hannah asintió, procesando la información. "Ah, hola Tracey", saludó con una sonrisa amistosa, extendiendo su mano para saludar, pero luego recordó que se trataba de un encuentro en la calle y no en un entorno formal. Cambió la mano extendida por una tímida ola.

Tracey devolvió la sonrisa y saludó de manera amable. "Hola, Hannah, es un placer conocerte", respondió con dulzura.

Kia, la perrita de Hannah, también se acercó y olfateó curiosamente a Tracey. Hannah rió suavemente. "Kia también quiere conocerte", dijo con una mezcla de emoción y diversión en su voz.

Tracey acarició con cuidado a Kia y sonrió. "Hola, Kia, eres una perrita muy linda", dijo cariñosamente.

El encuentro inesperado fue amigable y cálido. Hannah y Kia se mostraron curiosas y amables hacia Tracey, y la conexión entre los tres fue instantánea. Aunque Tracey y Hannah eran de mundos muy diferentes, su interacción era natural y sincera.

Jimmy miró con cariño a su hermana menor y a Tracey, agradecido de que estuvieran compartiendo ese momento juntos. A medida que el sol se ponía en el horizonte, el grupo decidió caminar juntos un poco más, disfrutando de la compañía mutua.

Mientras caminaban juntos, Jimmy se dio cuenta de que la amistad entre Tracey y su hermana podía ser una oportunidad para que ambas compartieran experiencias únicas y se enriquecieran mutuamente.

En medio de la tranquilidad de ese encuentro Tracey se sintió bien.

bajo las estrellas de beberly hills Where stories live. Discover now