Duivel: La cara nunca vista del Diablo. (Primer libro completo)

Pulvis et umbra sumus. (Parte III)

“𝙂𝙤𝙙'𝙨 𝙘𝙧𝙚𝙖𝙩𝙪𝙧𝙚𝙨 𝙬𝙝𝙤 𝙘𝙧𝙞𝙚𝙙 𝙩𝙝𝙚𝙢𝙨𝙚𝙡𝙫𝙚𝙨 𝙩𝙤 𝙨𝙡𝙚𝙚𝙥 𝙨𝙩𝙞𝙧𝙧𝙚𝙙 𝙩𝙤 𝙘𝙧𝙮 𝙖𝙜𝙖𝙞𝙣.”
𝘛𝘩𝘰𝘮𝘢𝘴 𝘏𝘢𝘳𝘳𝘪𝘴, 𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘦 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘓𝘢𝘮𝘣𝘴.

Parte 𝑰𝑰𝑰.

Lucifer/Björn.
En algún lugar del mundo, paradero desconocido.
31 de Diciembre del 2002.

—

Cuando tuve ocho años, fue la primera vez que me hicieron sentir que no estaba loco, ni era un niño raro. Mi abuela me había pedido ayuda para llevarla de la terraza de vuelta a su cuarto, me había dado dos palmaditas orgullosas en mi espalda diciéndome:

— Tú sabes que te amo mucho, hijito, ¿Verdad? Me habría gustado conocerte mucho antes cuando no me costaba caminar, estoy segura que hubieras sido mi acompañante fiel como lo has sido ya. Eres un niño especial, uno valiente y tendrás que ser mucho más valiente para todo lo que viene.

— Amita, ¿Por qué me dices esas cosas?

— Ay mi ángel. Porque vine a despedirme para decirte que aunque no puedas verme, yo siempre estare allí en tu espalda, cuidándote, siendo tus ojos. Siempre te cuidare, mi niño.
Shh. — Su abuela que lo había mantenido abrazado hasta ese momento, lo soltó para verlo directamente a los ojos del pequeño Björn.

— Escúchame bien y nunca lo olvides, hay tres cosas que siempre sabrás con certeza si sabes escuchar y ver con atención a lo que la vida te está enseñando. La primera es que sabrás cuando alguien va a morir, no podrás cambiar el futuro, te lo advierto. Es un don que te harán sentir como una maldición, pero no. Serás un portal de esperanza, de cierre, de los que se fueron antes de tiempo para hablar con los que se quedan en la tierra.

— Pero, mami Dione, ¿de qué hablas? No entiendo, perdón, soy un niño tonto.

— Lo segundo es que tendrás una intuición distinta a los demás, presta atención a las señales... Será mi manera de advertirte, hablarte y salvarte, cuando tú o alguien que ames mucho, esté en riesgo, yo vendré a hacértelo saber o ayudarte, te ayudare siempre que necesites sin importar lo que pase, Björn. Y lo tercero... Mi niño, es que estarás a destinado a sentirte distinto, porque eres diferente a los demás humanos, eso podrá ser tu debilidad o tu fortaleza, será tú decisión moldear eso. El mundo de la fortuna estará en tu mano, tanto como te envidiaran, querrán lo que tienes, lo querrán tanto que harán lo que sea por quitartelo. Así que sé valiente, sé fuerte y confía en lo que sientes, confía en en tu intuición y nunca te límites. Estarás destinado a años de soledad, perderás la esperanza, el Diablo te ofrecera un trato y Dios te ofrecera otro, tendrás el mundo en tus manos y entenderás que de nada sirve tener el mundo, tener todo, sino tienes con quien compartirlo. En ese momento la pregunta que tanto hiciste a los dioses, tendrá una respuesta, vendrá una mujer, llegara otro rostro, serás un nuevo hombre, te seguira una voz y una sombra, estarás atado para siempre a un alma, de la que sabrás que estás destinado a estar unido en la mortalidad e inmortalidad. No habrá nada tan fuerte como tú y esa alma juntos, al igual que no habrá nada que los haga tan débil como ese vínculo. Pero juntos, brillarán tan radiante como el oro y todo el mundo, de nuevo, querrá lo que tienes. ¿Qué harás cuando tengas el mundo en las manos, hijo mío? No lo sé, pero está escrito en las cartas, en el destino, en las estrellas está dicho que tú y esa alma se encontrarán, todo lo que buscaste estará allí, pero recuerda que nada es perfecto y a cambio que el mundo te da para pedir a cambio por igual, recuerda que siempre habrá alguien más envidiando lo que eres e se obsesionaran contigo hasta querer lo tuyo, hacerlo suyo. La carta final en tu suerte es La Muerte, y aunque no entiendas nada de lo que acabo de decirte. En vísperas de tu cumpleaños número dieciocho volverás a tener este sueño, recordarás y entenderás lo que te dije hoy. Ahora me esperan, no puedo quedarme más. Cuida mucho a tu madre, no olvides que eres el último de tu sangre y no habrá segundas oportunidades para lo que el mundo te dé.