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El de trenzas seguía en blanco pero sonreía conscientemente, hace mucho no veía a esa chica y ni siquiera sabía su nombre. Solamente se acordaba que pasaron una noche juntos en el hotel, específicamente en el cuarto de Tom y eso que él nunca llevaba a sus chicas de una sola noche.

─Pasaron tantos años.─Ella sonrió.─ Seguramente no te acuerdes de mí nombre, soy Marie.

─Claro.─Sonrió y se hizo el que entendió.

─¿Te apetece pasar un buen rato conmigo?─La rubia pasó sus brazos por alrededor del cuello del contrario, atrayendo este hacia su cuerpo.

Tom dudó unos segundos, por la cabeza se le pasaba su novia, los besos de ella, su cuerpo, sus gemidos y sobre todo su amor. Él seguía enojado y mal, con alcohol en su sangre y totalmente resentido.

─¿Recuerdas lo de aquella vez hace años en este mismo hotel?─Ella miró sus labios y suspiró.─Específicamente en la habitación 483.

─¿Cómo olvidarlo?

Miró los labios de la rubia para después devorar estos, la agarró de los muslos subiendola a su cintura y cerró la puerta con el pie. Mientras se besaban, el de trenzas iba caminando hasta la cama que había ahí, tirando a la chica sobre ella.

De un tirón rompió la camisa que llevaba la contraria dejando al libre sus pechos ya que no llevaba brasier, ella se mordió el labio y miraba de arriba a bajo al chico frente a ella. Tom puso sus manos en el jean de la chica desabrochando el pantalón y bajando su cremallera hasta las rodillas, bajó un poco su holgado pantalón junto al boxer y dejó al descubierto su miembro ya erecto.

Metió su pene en ella sin prepararla primero, fue con brusquedad y sin piedad, no le importó si a la chica le dolía, de igual manera ella lo iba disfrutar.

Estuvieron más rato así, hasta que el de trenzas estaba por llegar a lo último y salió de esta, haciéndola jadear.

Se levantó como si nada, agarrando una toalla y poniéndosela en el hombro.

─Esta vez vete ¿Sí?─Le sonrió falsamente a la chica y recibió un asentimiento de ella, él fue directamente al baño.

Luego de una ducha fría, salió con un toallon al rededor de su cintura y todo su torso al descubierto, dejando ver sus abdominales y pectorales bien trabajados. Lo primero que hizo fue acercarse hacía la cajetilla de cigarros que tenía en la mesa de luz, encendió este y fue al balcón a fumar. Necesitaba despejarse ¿Por qué hizo lo que acaba de hacer? Si él todavía pensaba en su chica... Le falló, la engañó. Ni él se iba a perdonar así mismo pero tampoco se lo iba a decir a la pelinegra.

───☃────

Había pasado tiempo ya, un mes exactamente, un mes dónde la pareja no sabía nada del otro. Estaba llevando difícil su embarazo y dentro de poco su panza se empezaría a notar, sus padres ni siquiera lo sabían y ni hablar de Tom.

Faltaba poco para que Tokio Hotel vuelva a Alemania, Melody no estaba preparada para enfrentar todo y hablar claro las cosas con Tom. Todas las noches lloraba porque lo extrañaba, más de una vez abrió su contacto para llamarlo pero se arrepentía al segundo y nunca lo hacía.

Ahí se encontraba ella; con su celular y el número de su "novio" marcado, listo para llamarlo. Al escuchar la línea, se puso nerviosa y quiso cortar, pero se escuchó su voz... Esa voz que la hacía temblar y que se le erice la piel, esa voz tan malditamente hermosa que la enamoraba.

¿Melody?

─¿Kaulitz? Debemos hablar..

Ahora no puedo, estamos en un ensayo.─Un "Hola" se escuchó detrás, era la voz de Bill.

─Está bien, perdón por llamar ahora.─suspiró.─Llámame ni bien puedas, es importante y urgente.─Y cortó.

Estaba dispuesta a decirle todo, a hacerse cargo de una vez por todas de sus problemas y que también era de Tom.

───☃────

Habían pasado dos horas, a estas alturas la pelinegra se estaba volviendo loca y caminaba de un lado a otro, un poco más y hacia un hoyo. Estaba esperando el llamado del guitarrista Kaulitz, tardaba tanto y estaba perdiendo la paciencia.

Un llamado la sacó de sus pensamientos, fue casi corriendo a su celular y atendió inmediatamente.

─¿De que quieres hablar?─Se escuchó la voz masculina, sonaba tan diferente, tan frío...

─D-de nosotros, Tom.

¿Sigue habiendo un nosotros, Melody?

Eso le había dolido, tragó saliva pero el nudo que se había formado en la garganta se le hacía imposible hacer dicha acción y solamente suspiró, tratando de que no le se escapen las lágrimas.

─¿Acaso no lo hay? ¿Acaso terminamos?

No.. Pero pensé que no estábamos más.

─Si no quieres seguir, terminamos y listo.

Eso también le había dolido a la pelinegra y el de trenzas se escuchaba indiferente, él se hacía el que no pasaba nada, ocultaba que hace unas horas terminó su última llorada del día y todo por esa chica que estaba en Alemania, que tanto amaba pero no podía hacerlo del todo, no podía dejar de ser mujeriego.

No, no. Nunca pensé que terminamos, yo te sigo pensando hasta el último segundo, linda..

Su tono era totalmente sincero, pero había algo que a la pelinegra no le cerraba y pronto iba a descubrirlo.

─Bueno, pero arreglemos las cosas.

Siguieron hablando un par de horas más, se contaron muchas cosas pero los dos ocultaban algo; ella no le decía que esperaba un hijo de él y él no le decía que estuvo con otra chica más.

𝘛𝘩𝘦 𝘦𝘹𝘤𝘪𝘵𝘪𝘯𝘨 𝘨𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯; T.KWhere stories live. Discover now