Capítulo 20: Detención

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XX

La mañana siguiente, nos dieron un sermón a todos

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La mañana siguiente, nos dieron un sermón a todos. La directora se había enterado de que un grupo de alumnos entró al ala izquierda, pero, lo extraño, no mencionó que alguien se haya quedado encerrado dentro. Su versión era más bien basada en los ojos de un alumno que presenció cómo cuatro sombras salían de la gran puerta.

Nos mandaron por grupos a detención con promesa de que, si algo había desaparecido, empezarían una investigación profunda hasta dar con los culpables. También eso había sido extraño, para lo que tenían dentro, nadie parecía alterado.

—Nueva hipótesis: ni siquiera ellos saben que hay alguien que tiene acceso a esa parte y estudia esa profecía —cuchicheó Katia.

—¿Cómo va a ser eso posible? Es obvio que lo saben, sobre todo, la directora —opiné.

—Recuerda que la magia aún es un niño rebelde para todos nosotros y no sabemos aún a ciencia cierta hasta dónde es capaz de ir. Imagínate que entramos cuando ese sujeto no tenía cubierto todo, ¡pero tiene la capacidad de camuflarse!

—Podría ser una buena opción —susurró Dereck—. Pero a mí me parece más bien que no quieren que sepamos que están asustados y por eso actúan así.

—Voto por esa variable —dije antes de que la profesora Dalia llamase al siguiente grupo de diez, entre los cuales estábamos nosotros tres y Ana, quien no nos había dirigido la palabra.

Al entrar un dolor ingente se apoderó de mi cabeza. No fui el único, los demás a mi alrededor también lo sintieron; aunque algunos parecían más acostumbrados que otros. La profesora Edna, cuyo deber era supervisarnos, se burló en nuestra cara e hizo una broma sobre compadecerse de los maginlexios por tener que adentrarse a nuestro cerebro para congelar el éter.

En cuanto lo dijo, se me hizo una idea de qué podría ser a lo que se había referido, pero de igual modo le pregunté a Katia en susurros.

—Es la estúpida piedra que te bloquea la neurotérea, o algo así, yo soy muy idiota para explicar, pero de que te bloquea el éter, te lo bloquea.

Nos reímos en conjunto y la profesora nos regañó. A los minutos, llamaron a la puerta y la profesora Edna salió para luego reingresar y llamar mi nombre y el de otros dos para ir al «entrenamiento previo al festival».

Varios se enfadaron y dijeron que era injusto, por lo que salí con prisa antes de que me linchasen. La liberación que sentí en el cerebro fue tal que hasta me permití suspirar con fuerza tras salir de detención. Quizás en los colegios humanos no era tan temible esa habitación; sin embargo, en Esótria, era una pesadilla que anidaba tu cerebro.

Por suerte, el entrenamiento no tuvo nada que ver con la magia o alguna práctica de esta. Pero sí fue exhaustivo en demasía. Nos pusieron a hacer todo tipo de ejercicios físicos que, ni con ser Oliver pude haber terminado, lo que provocó que, en cuanto tocara la cama de mi habitación, quedase rendido.

Preternatural - Volumen 1-2 (Corona Carmín & Mal Augurio) Where stories live. Discover now