Capítulo 14: ¿Parece buena persona... o solo es atractivo?

97 30 92
                                    

XIV

Armando llegó por mí a las ocho de la noche

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Armando llegó por mí a las ocho de la noche. Era lo más tarde que entraba a casa; pero no me atañía si mis padres me regañaban, uno de ellos ya me había propinado un puñetazo ¿Qué más podía esperar?

En todo el camino sentí la pesadez, propia de la cercanía de Oliver. Al entrar casa, mi madre fue la primera que me saludó, consternada por mi salud.

—¿Dónde estabas, mi amor?

—Salí con Isabela y Liam —respondí con desdén mientras ella pasaba un algodón con agua oxigenada por mi herida. Le había dicho que no hacía falta, pero de seguro la culpa la consumía.

Tras finalizar con ello, me levanté y me dirigí hacia mi habitación.

—¿No vas a cenar, mi amor?

—No tengo hambre, mami. Gracias —Fue lo único que salió de mi boca sin siquiera voltearla a ver.

Subí hacia mi cuarto, la pesadez se tornaba más grande. Oliver estaba aquí. Cuando abrí la puerta, la luz de la luna entraba a raudales por el ajimez y su silueta se proyectaba en plata a través del dormitorio. Me acerqué a abrirle y, en cuanto el pasador cedió, Oliver se precipitó sobre mí. Tomó sin cuidado mi mentón e inspeccionó mi labio roto con la frente arrugada en un gesto críptico. Sus modales eran inquietantes.

La sangre de la vergüenza trepó hacia mis mejillas.

—¿Quién lo hizo? —Su voz ronca me provocó un sobresalto.

«¿Debía decirle la verdad?».

—Yo me lo hice por accidente —mentí por inercia.

—No quieras mentirme a mí, niño. Dime ahorita ¿Quién fue? —Su agarre se intensificó un poco más.

Sus palabras despertaron una horda de mariposas en mi estómago ¿Qué era esto? ¿Cómo se supone que debía tomarlo? Su alta y robusta figura me intimidaba y no me quedó mayor remedio que declarar la verdad.

—No creo que haga falta eso. —Tragué saliva—. El autor fue mi padre y, aunque ahorita lo deteste, no desearía nada malo para él —Oliver apretó su quijada y soltó la mía.

Se dirigió hacia mi cama y se sentó. Yo solo podía ver al suelo.

—¿Podrías esperar a que me dé un baño antes de que me tomes? —Retiré mi mirada del suelo y volteé a verlo de inmediato, con vergüenza pintada en todo mi rostro. «¿Qué diantres acabo de decir?»—. O sea, beberme, beberme.

Luego de una risa nerviosa por mi parte, Oliver respondió sin mayor interés:

—No me sentiría bien de hacerlo, luego de lo que hiciste por mí la noche anterior.

Oliver mencionó la noche anterior y en seguida recordé que me había puesto un pants. No podía ser sino más nervio que organismo para ese entonces.

Preternatural - Volumen 1-2 (Corona Carmín & Mal Augurio) Where stories live. Discover now