Capítulo 11: Agua sagrada.

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XII

Con un suspiro de resignación, me adentré en el campus de Esótria

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Con un suspiro de resignación, me adentré en el campus de Esótria. El viento gélido hacía crujir las hojas secas bajo mis pies. La grisácea mañana de lunes parecía más propia de un funeral que del inicio de una semana de estudios. Observé con pesar cómo las nubes oscuras se arremolinaban en el cielo y amenazaban con descargar su furia sobre nosotros.

Caminé con presteza, varias miradas posadas en mí mientras hacía mi camino a mi dormitorio. Al abrir la puerta, la persona que me saludó me dejó con el corazón rebosante de alegría.

—¡Katia! —grité para correr a abrazarla. Esta me estrechó en sus brazos y repartió besos por mis cachetes.

—No sabes lo ansiosa que estaba porque ya estuvieras aquí —dijo, sus labios en forma de C invertida. Katia estudiaba en esta academia desde hace tiempo, al ser ella un año mayor que yo.

—¿P-por qué hasta ahora te veo aquí? No creí que nos fuéramos a encontrar.

—Es que los días que yo elegí son lunes y miércoles ¿Los cambio para coincidir con los tuyos?

—¡Por favor! —supliqué—. Mis días son miércoles y viernes.

—¿Y qué haces aquí enton...? Ya, ya, es que eres nuevo, debes venir todos los días de momento —se rio.

—Así es, por suerte, solo es por unas semanas —dije mientras ponía a cargar mi teléfono y dejaba mi abrigo en la cama—. La verdad, no sé si lo lograré, pero espero que sí.

—¿O sea que sí te agrada el ambiente? —inquirió mientras salíamos de mi habitación, de camino a la primera clase del día.

—No, pero ya sabes cómo se pondrían todos de llegar a fallar.

—Oh, sí, es cierto —concordó—. Admito que a mí sí me gusta, pero no los estudiantes; aunque hay ciertas cosas que no me parecen.

—¿Cómo cuáles?

—Luego te cuento, debes ser cuidadoso, primito —fue lo último que dijo antes de que Julián se atravesase.

Desde entonces, la aprensión se alojó en mí. La academia, de omitirse su apariencia tan intrigante, era un instituto común y corriente, hasta que entrabas a una de sus clases.

En la teórica de ese día, nos hablaron del Dios Astado y la Diosa Madre; la feminidad que una proyectaba y la masculinidad del otro. La maestra, cuyo nombre era Lisa, nos explicó que todos los demás dioses a los que se les rendía culto en Terrambúrgo dimanaban de estos dos. En el momento en que nos mostraron cómo se les representaba, recordé el dije que mis padres me regalaron cuando cumplí diez, uno que amaba; pero que no me dejaron usar nunca fuera de casa. Seguro lo tenía guardado en alguno de mis cajones. Aquel dije tomaba inspiración de todas aquellas formas.

Algunos compañeros comentaron haber soñado en ocasiones con esos dioses y la maestra les respondió que era porque estos solían elegir a algunos para ciertos propósitos. Me sentí celoso de no ser parte de uno de ellos, pero luego reflexioné, ellos sabían mejor que nadie que no era propio de mí satisfacer las demandas de los demás.

Preternatural - Volumen 1-2 (Corona Carmín & Mal Augurio) Kde žijí příběhy. Začni objevovat