Capítulo 13: Tensión.

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XIII

Mis mejillas ardían, no imaginé alguna vez un incidente de este tipo con Oliver

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Mis mejillas ardían, no imaginé alguna vez un incidente de este tipo con Oliver. Estaba de camino a ponerme un pants cuando lo escuché resollar con fuerza. Al acercarme a él y reparar en su estado, la preocupación invadió mi cuerpo. Toda su camisa, además de andrajosa, estaba empapada de un néctar cobalto; su rostro, lleno de rasguños y su cabello, enredado y sudoroso.

La sangre aún escurría y entré en pánico ¿Qué podía hacer yo por él?

«Nada».

Salí de la habitación para llamar a mi nana, le diría lo sucedido y, si era necesario, la obligaría a callar. Pero, al final, me detuve a medio camino. No podía hacerlo, esto era mi responsabilidad y debía dejar de depender tanto de otros. Di marcha atrás. Entré con premura a mi habitación. Cerré con llave la puerta. Me dirigí al baño y saqué: gasa, venda, agua oxigenada, hilo de sutura y aguja. Me arremangué la camisa y respiré hondo; todavía recordaba las nociones básicas de aquellas clases de enfermería que recibí en el colegio, podía hacerlo.

Me agaché frente a su cuerpo que ardía en fiebre. Me sequé el sudor frío y empecé por quitarle la camisa. Mentiría si dijese que no me costó muchísimo trabajo, porque lo hizo. No solo su cuerpo era pesado, tampoco contaba con mucha fuerza física para manejarlo con facilidad, pero lo conseguí al cabo. Por unos segundos, me embelesó el chico que tenía al frente y su atractivo abdomen desnudo, hasta que la sangre serpenteó por sus pectorales como una alarma que gritaba que podía morir ahí mismo.

Espabilé al instante y proseguí a desamarrar el nudo del retazo de tela que tenía en su hombro, acto seguido, destapé el agua oxigenada y vertí todo cuanto debía en la cortada. Por suerte, no era demasiado profunda como para requerir de un profesional, pero sí era delicada sobremanera. El líquido derramado burbujeó sobre la herida de Oliver y me hizo saber que estaba infectada, no pude evitar gesticular desagrado y una brizna de enojo por pensar en quién lo había herido. Recapacité sobre ello y me reprendí, ni siquiera sabía por qué lo curaba, debía terminar con su vida ahora que tenía la oportunidad o él acabaría por hacerlo con la mía.

Pero no pude.

Continué con el proceso de sutura: una vez que estuvo desinfectada la herida, introduje la aguja con hilo de un extremo de la incisión hasta el otro; en tanto tensaba el hilo y hacía nudos para cerrar la piel. Mis manos eran dos órganos temblorosos y mi frente, una cascada de agua fría; pero, pese a ello, logré repetir dicho proceso a lo largo de la incisión hasta que quedó cerrada.

Lancé un profundo suspiro de victoria y cubrí la sutura con gasas que luego vendé. Oliver siquiera se había inmutado, pero aún respiraba y eso me alivió. Me puse de pie para ir a guardar todos los utensilios y, al regresar, me senté sobre el suelo en forma de W frente a mi cama, en donde Oliver dormía. Coloqué mis brazos cruzados en el colchón para reposar mi cabeza sobre ellos y pensé mientras lo observaba: «Esto no es normal». Tuve la oportunidad de acabar con él y no lo hice... incluso sentí alivio al asegurarme de que ya estaba a salvo.

Preternatural - Volumen 1-2 (Corona Carmín & Mal Augurio) Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin