↬𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐𝟐.ೃ࿐

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Jungwon es creyente del destino desde hace años, sin embargo, en esta ocasión no necesitaba más pruebas para comprobar que la vida le estaba dando una paliza.

Ahora encerrado en el baño del trabajo, con Sunoo del otro lado diciéndole que le iba a traer un vaso de agua, que podía estar todo el tiempo del mundo que quisiera encerrado, algo que agradecía, pero ni el más mínimo alivio lo invade. No cuando sabe que Jay estaba cenando del otro lado con una linda chica.

Y felices.

Malditasea.

Agarró la toalla que le habían prestado y con mucho desgano se quitó el rastro de crema que no se llegó a quitar, mientras su cabeza no dejaba de pensar y pensar.

El recuerdo de hace segundos atrás cuando sus ojos conectaron con los de Jay se siente como si una bala atravesara su pecho sin piedad. Se vio tan diferente a como se veía cuando tenía casi veinte años, cuando se fue con un montón de gente para subir a un puto avion con destino a la mierda, a miles de kilómetros de distancia y con el corazón roto.

El maldito tiempo no pareció detenerse en el momento que lo vio entrar por la puerta, no fue magico, mucho menos lo fue cuando la chica rodeó el brazo de la persona que fue su primer amor, hubo sorpresa en los ojos de Jay cuando le saco la crema de los ojos, casi como si no pudiera creer que estaba viendo al mismísimo Jungwon despues de el largo tiempo y kilómetros que los separó por cinco años.

No tolerando la mala racha que le estaba haciendo pasar su cabeza, no tuvo de otra que volver a concentrarse en sacar cada partícula de crema, eso hasta que la ayuda de sus lágrimas facilitaron su trabajo y entonces se dio cuenta que estaba llorando en el baño de su trabajo.

Una maldita maravilla.

Pensando que no iba a durar mucho más en el lugar, prosiguió a mirarse al espejo para hacer su trabajo mejor, pero de tan solo ver sus ojos, el reflejo de verlos tan afectados por lo que estaba pasando aumentaban las ganas de seguir llorando y vaya que tenía ganas de cometer su propia muerte, pero nadie en el lugar se merecería ver su miserable cuerpo y vivir con el trauma.

Se sacó el delantal con una lentitud del demoño, la sensación de querer dormir o vomitar peleaban una contra otra, por lo que solo dejó las cosas dobladas en la isla del baño, para finalmente abrir la puerta.

Al momento que lo hizo notó que estaban todos concentrados en sus trabajos, hasta que colocó el primer pie fuera y todos sus compañeros de trabajo lo observaron preocupados, seguro pensando que la caída fue tan dura como para que salga con los ojos rojos de tanto llorar.

Y Jungwon prefería que crean eso antes de que se den cuenta que la verdadera persona que provocó su llanto estaba comiendo en de las mesas con su amada.

-Estoy bien, no se preocupen- aviso antes de que lo bombardearan con preguntas, y siendo esas sus ultimas palabras, agradecio que nadie se vio interesado en seguir pregutando -diganle a Sunoo que me voy, creo que necesito irme a casa...

Con eso dicho todos asintieron estando de acuerdo, sin saber lo que verdaderamente le afectaba a su pequeño compañero.

Tomo su mochila y antes de colocársela, sacó una gorra con visera que tenía dentro, que era en caso de emergencias con mucho sol, sin embargo, ahora era otro tipo de emergencia y lo que menos quería era que lo vean llorar en medio de la calle.

Ahora todo preparado, se digno a mandar primero un mensaje a Sunoo para luego salir al fin por la puerta trasera y justo cuando esta se cerró tras suyo, soltó un suspiro tan largo que hasta tuvo ganas de tirarse al piso importándole poco lo peligroso que podría llegar a hacer eso.

⌊Mʏ ᴏɴʟʏ Lᴏᴠᴇ⌉  •JayWon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora