La fría y dura verdad era que sus padres no lo querían. Él y Geumjae habían sido accesorios para ellos. Solo que Geumjae había sido la marca de diseño y Yoongi la imitación barata. Por eso le mintió a su madre sobre que tenía un glamuroso trabajo como periodista de investigación. Escribir artículos calumniosos para los tabloides y bloguear sobre historias de crímenes reales, no era algo con lo que su madre pudiera presumir en sus almuerzos.

Apartó ese pensamiento, negándose a darle más espacio en su cabeza. Sacúdetelo, Min. Lo que hacía no era precisamente bonito, pero pagaba las cuentas. Justo cuando abrió su computadora portátil, la puerta se abrió de golpe, Blake entró, como si el viento lo hubiera arrastrado fuera de la calle. Excepto que Blake era el viento en sí. Un gran tornado barbudo con piel cobriza y cabello negro como la tinta, un poco demasiado largo.

—Te tomó bastante tiempo —se quejó Yoongi.

Blake frunció el ceño.

—Ya sabes cómo son las colas en McKabe's a esta hora del día. ¿Lo quieres rápido o lo quieres bueno?

Yoongi suspiró. No sabía por qué estaba descargando en Blake la frustración que su madre le provocaba. Era prácticamente el único amigo de Yoongi.

Cuando Yoongi no respondió, Blake frunció el ceño.

—¿Qué te ha pasado? ¿Por qué de repente estás tan gruñón? — Blake hizo un gesto hacia la pared frente a ellos—. Pensé que querías hablarme de todo esto.

—Solo comamos —murmuró Yoongi, desenvolviendo su sándwich de atún y dándole un mordisco. Cerró los ojos mientras disfrutaba de la pequeña porción de paz.

Blake hizo un sonido de ajá.

—Mierda. Tu mamá te llamó, ¿Eh? —Yoongi lo miró con cautela—. Sí, definitivamente te llamó. Nadie más que Nara podría transformarte como si acabaras de ver a tu gato siendo mutilado por un oso.

Yoongi hizo una mueca.

—Tienes una habilidad para las palabras.

Blake se burló.

—Tú eres el escritor. Yo solo tomo las fotos. ¿Por qué todavía respondes a sus llamadas? Podrías dejar de responder. Demonios, yo le corté a mi madre hace años. Fue la mejor decisión que he tomado. Me dolió, pero es como una gangrena. A veces, toca cortar la extremidad infectada antes de que la mierda se propague por completo. Y tu madre... se está propagando.

Los labios de Yoongi se torcieron con la más mínima insinuación de una sonrisa. Su madre realmente era como una bacteria mortal. Pero era su madre.

—Tu madre es una delincuente que está enganchada con uno de los clubes de motociclistas más violentos en los EE.UU.

Blake se dejó caer en la silla giratoria frente al escritorio de Yoongi, girándola varias veces antes de retirar el papel de su sándwich de pastrami.

—Y la tuya es una narcisista que bebe ginebra y se pasa el día chupando las esperanzas y los sueños de la gente, como si fuera un dementor. La única diferencia entre nuestras madres, hombre, es el capital. Una es rica y la otra es pobre. Ambas son gente de mierda.

Blake tenía razón. Tenía razón al cien por cien. Pero Yoongi no pensaba dejar de hablarle a su madre. No sabía si eso lo convertía en un masoquista o un débil. Su madre diría que lo último.

Yoongi suspiró, levantando la vista hacia la pared cubierta de cuerdas y alfileres multicolores. En el centro, había clavado un mapa de la ciudad, resaltando ciertas áreas en un amarillo chillón. Propiedades de Jeon Jicheol. Yoongi había pegado la foto del hombre en la parte de arriba.

M.N. (1-7)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu