Capítulo 30

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Eris.

Pensé que Charlotte no me había respondido porque estaría ocupada con sus amigas, la había llamado al llegar a casa, quería que fuera la primera persona en saber que por fin había terminado con Nancy, pero al no responder decidí ir a darme una ducha porque Nancy me había tirado su ensalada encima, no me dijo nada y se fue. Fue un gran espectáculo, me preguntaba que había pasado por su mente todo este tiempo. Quizás ella sabía que estaba con Charlotte, aunque me parecía poco probable, Nancy no era el tipo de persona que se quedaría con una persona que le fuera infiel, a menos que tuviera otras intenciones.

-Eris. -Me giré para ver a Apolo entre los estudiantes. -¿Estás libre? -Asentí, no tenía ninguna clase en ese momento. -Vamos a mi oficina, tengo algunos dulces nuevos que compré para ti.

-Estoy dejando los dulces, quiero evitar caries. -Y que volvieran a manipularme.

-Oh, de todas formas, tengo el té que te gusta. Será mejor que estar en un salón sola. -Él me sonrió y sentí una punzada en mi corazón. Apolo era una de las personas en las que creí que siempre podía confiar, él se había preocupado por mi todo este tiempo, incluso dejándome vivir en uno de sus viejos departamentos y solicitándole al concejo poder ser él mi tutor y no Camille. Siempre pensé en él como la única familia que tenía junto a Camille. Era triste saber que él me ocultaba cosas y que era participe en los planes del concejo para usarme para su bien.

-Bien. -Acepté, sería raro que notara que llevaba bastante tiempo alejada de él. Además, podía ser la oportunidad de sacarle información de Zeus, quizás confirmar si en realidad era su hijo. Él siempre me había dicho que perdió a su familia hace bastante tiempo.

-Traje también chocolates, son amargos y vienen directamente de Ecuador. -Comentó mientras caminábamos a su oficina.

-Siempre traes chocolates de diferentes partes del mundo, sólo basta con ir al centro y conseguirás dulces similares.

-No me gustan demasiados los dulces hechos acá, ni nada que hagan magos, uno nunca sabe. -Una corriente pasó por mi espalda. ¿Y si Apolo no sabía lo que hacía Camille? -A ti casi te convirtieron en zorro tomando agua, si hubiera comido cualquier cosa que me dan mis estudiantes probablemente ahora estarían tratando de revertir que sea una quimera. -Soltó una pequeña risa, ¿y si Apolo era en el único que podía confiar aun?, quizás tenía sus motivos para no contarme acerca de Zeus. Él siempre me había tratado como si fuera parte de su familia. -Toma asiento, pondré la tetera. -Antes de entrar saludé a su secretaria quien solo me sonrió para luego volver a su trabajo.

-Desde entonces reviso las cosas que como. -Él asintió.

-Bueno, siempre puedes buscar algún hechizo de protección. Tu madre es una experta en eso, no creo que sea difícil.

-¿Mónica? -Apolo me miró.

-Si, su familia viene de un linaje de personas que han estado en el Cuerpo de Seguridad Interior por sus capacidades de defensa.

-No lo sabía.

-No sabes muchas cosas, es normal. -Apolo sonrió casi con lastima. -Yo... no debería decirte más que eso.

-¿Tú confías en mí? -Dejó dos tazas de té sobre el escritorio antes de tomar lugar en la gran silla que ocupaba.

-Claro que sí, Eris. Confío en ti, prácticamente eres como una hija para mi y por eso he apostado mi vida frente al concejo para que puedas tener una mejor vida que esta. ¿Por qué me preguntas eso?

-Curiosidad, sobre todo cuando sueltas esa información sabiendo que no deberíamos hablar mucho de eso.

-Si, bueno tampoco me parece justo que tengas que vivir así por culpa de errores y planes de otras personas. -Él miró su taza. -Pero no hablemos ahora de eso, en realidad quería hablar contigo por el chisme. Me dijeron que vieron a Nancy lanzándote una ensalada en un restaurante y ella me pidió unos días de vacaciones.

La Guerra de ErisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora