Capítulo 16

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Eris.

—No entiendo por qué la llevaste al límite. —Miré a Nancy mientras seguía con mi comida, habíamos decidido salir a cenar ya que no habíamos pasado demasiado tiempo juntas en mucho ti.

—No lo hice de manera intencional, sólo estaba enseñándole a mi clase, por su desempeño en el torneo pensé que sería más fuerte. —Mentí.

—Claro, no tiene relación a que fuiste a salvar a tu alumna favorita porque le estaban pateando el trasero.

—Ella estaba hiriendo su brazo de forma intencional, era algo sin escrúpulos y nadie parecía capaz de detener aquello, a ella no le estaban pateando el trasero, a ella la estaban torturando, Nancy. Lo hubiera hecho por cualquiera. —Bajé los cubiertos de golpe, en mi cabeza aún podía escuchar sus gritos de dolor. —Tú no tienes idea de las marcas que aquello deja, y ni siquiera hablo de las cicatrices.

—Eris, yo no quería insultar lo que has pasado, pero no puedes compararlo. Charlotte ha fallado porque es débil. —Me levanté y tomé mi cartera. —Eris, vamos fue solo un comentario.

—Me iré a casa. Luego hablamos.

—Alguien como tú no merece llevar cicatrices. —Ella parecía dormida y yo miré el vendaje que llevaba, ella se veía tan vulnerable que provocó un dolor en mi pecho muy distinto a la ansiedad, era tristeza. Charlotte era una chica joven, algo tonta, pero que definitivamente no merecía aquello, nadie lo merecía.

Deseaba poder curar sus heridas para que no debiera cargar con aquellas marcas de por vida, yo sabía perfectamente como se sentía aquello.

—Mierda. —Murmuré cuando sentí un pequeño ardor en mis manos, era un poco doloroso, decidí soltarle y noté lo roja que estaba la palma de mi mano, asumí en ese momento que debía ser producto del fuerte agarre que mantuvimos mientras la enfermera se encargaba de curar sus heridas. —Ya regreso. —Murmuré, aunque no recibí respuesta. Volví a ponerme mi guante, iría por un poco de agua helada para aliviar el ardor que aún sentía.

Al salir de la enfermería ahí se encontraba Nathalie, Jessica y Madison quienes no dudaron en invadir mi espacio personal.

—¿Cómo esta ella?

—Se recuperará, no es nada grave.

—Necesito verla. —Nathalie quiso adelantarse, pero tomé su hombro para detener su paso.

—Ella esta dormida en este momento, necesita descansar. Cuando llegue su madre podrán verle. —Nathalie me miró con esa mirada fría que pocas veces dejaba ver y quitó mi agarre.

—Muchas gracias por detener a Bianca, maestra Koch. —Miré a las amigas de Charlotte y sólo asentí antes de irme al baño, necesitaba aliviar el ardor en mi mano.

Cuando llegué y me quité mis guantes, mis manos seguían estando rojas y noté que las venas en mis muñecas se veían muy marcadas, más de lo normal, pero sólo de mi brazo derecho, me levanté la manga rápidamente notando que mi antebrazo tenía una marca roja que decía "Loser", pero aquello se estaba desvaneciendo.

Necesitaba mis pastillas ahora.

Caminaba por el mercado para comprar las últimas cosas antes de irnos de vuelta a Edevanetown, sólo me quedaba pasar por la farmacia para pasar por mis antidepresivos. Luego de las crisis que había tenido debí volver a la consulta de Norah para que me acompañase al psiquiatra que estaba encargado de mí para que pudiera volver a recetarme algunas pastillas, no era totalmente de mi agrado volver a ello, pero no tenía más opción si quería seguir en la misión.

La Guerra de ErisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora