Capítulo 3

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Charlotte.

Me bajé del autobús rápidamente, iba tarde y probablemente todo el mundo estaría en el barrio comercial comprando cada cosa que ha pedido cada profesor y profesora de la Academia, mientras consiguiese ahora al menos la mitad de la lista, podría vivir por al menos dos semanas más cuando toda esta gente no estuviese aquí.

Primera parada, el taller de varitas.

Cada tanto es bueno mantener las varitas con tal de revisar de que estuviesen en buen estado, sobre todo cuando las y los magos siguen en estudiando ya que estas pudiesen romperse al paso del tiempo por la potencia de los hechizos, no era usual, pero era mejor prevenir antes de que te estalle sobre ti.

Al llegar solo había un par de personas antes, ojalá fuese así en el resto de las tiendas.

―¿Charlotte? ―Me giré y no pude evitar sonreír, tonta.

―Hey, hola Nath.

―¿Vienes por las compras del semestre? ―Asentí.

―Si, aunque recién empiezo y creo que será un largo día.

―Probablemente, al menos estamos en la misma situación. No escuché la alarma por la mañana y todo ha sido un desastre, bueno hasta ahora que te he encontrado, algo bueno de mi mañana. ―Ella simplemente era encantadora. ―Si quieres, te puedo ayudar a conseguir algunas cosas de tu lista para que lo encuentres con un mejor precio.

―Claro. ―No iba a perder esta oportunidad divina que se me ponía en el camino. Agradecida de no haberle dicho a las chicas que hiciéramos las compras juntas.

―Cool. Dejemos tu varita en el taller y empezamos con nuestra aventura.

Iba a ser un día interesante.

Nathalie me gustaba desde que iba en la secundaria, la veía cada verano pues ella no vivía permanentemente en el país al parecer, pues nunca le había encontrado en ningún espacio que pudiéramos tener en común. Era mi amor de verano por cada verano que fui a un campamento de magia, aunque la verdad nunca había pasado mucho, la verdad es que solo me saludaba o pasábamos un rato juntas, pero con un montón de gente más. Esta probablemente era la primera vez que estaríamos solo las dos.

Una oportunidad que no podía perder.

―¿A qué casa querrás entrar? ―Su voz me sacó de mis pensamientos.

―Aún no estoy segura. ―Fui sincera mientras caminábamos mirando algunas tiendas que estaban completamente llenas. ―Supongo que postularé a Alpha, aunque probablemente quede en Beta.

La Academia tenía casas que eran lo más similar a una hermandad, pero la verdad es que era bastante diferentes. Las casas funcionaban para generar un estatus dentro de la institución y generar un reconocimiento a los mejores magos y magas del lugar, aunque entraras a Alpha en tu primer año, tenías que mantener tu posición ahí destacándote en al menos un área. Quizás era algo tonto, pero definitivamente te permitiría alcanzar tus metas dentro del mundo mágico.

―Estoy segura de que podrás ingresar a Alpha, yo estoy ahí y sé que parece algo difícil, pero por lo que he visto eres muy buena en los combates.

―Eso pensaba. ―Solté un suspiro. No podía negar que la figura de Eris me atormentaba mientras entrenaba, ¿Cómo era capaz de tener esa fuerza sin usar todo su potencial?

Durante la semana de clases había podido notar que Eris nunca utilizó toda su fuerza, estaba casi segura de que probablemente había ocupado el 1% de sus capacidades para defenderse, era una teoría, pero estaba casi segura de que era así. En primer lugar, había utilizado varitas de entrenamiento para niñas y niños; en segundo lugar, cuando hizo su muestra con la maestra Beyer no pude descifrar cual es su mano dominante, todo mago debe tener una; en tercer lugar, su varita era algo inusual, eso normalmente era una muestra del poder que podía tener un mago o maga.

La Guerra de ErisWhere stories live. Discover now