Capítulo 10

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Eris.

Permanecí dentro del auto de Camille mirando La Academia, aún recordaba el primer día que ella me había traído a este lugar, fue mucho antes de que me obligaran a dar algunas clases, fue cuando tenía 11 años y empezaron mis dolores de cabeza, no había nada raro en mis exámenes y Camille pensó que Apolo podría ayudar de alguna forma. Desde entonces me había entregado pastillas todos los meses que me ayudaban con los malestares, y desde entonces he tenido a Apolo en mi vida.

Apolo era el segundo adulto más confiable que tenía, al parecer con Camille se conocían desde hace mucho, nunca entendí bien de dónde nacía esa relación, pero sabía que era una persona en la cual podía confiar. Él siempre se había preocupado por mí, incluso se dedicó a visitarme cuando aún tenía que vivir en esa prisión, e incluso había conseguido sacarme de ahí dejándome en uno de sus apartamentos cuando tenía 15 años. Junto a Camille siempre me habían cuidado y eso había ayudado a que aceptara hacer clases, él siempre había puesto su nombre frente al concejo para brindarme un poco más de libertad.

― ¿Tienes miedo?

―No, sólo pienso en que la gente se preocupará mucho más por hacer esto. ―Me encogí de hombros, aunque de cierta forma sabía que debía volver, sino la gente pensaría que estaría muerta y claramente no podían incriminar a Steven, su madre podría acabar con todo con un simple chasquido. ―No sé si sea buena idea decir que me han detectado un tumor, simplemente podríamos decir que estaré haciendo viajes y esas cosas.

―Los maestros sospecharían, es mejor poner a la gente en situaciones en donde no preguntarán mucho más, la incomodidad ayuda en estos casos.

―Ya veo dónde lo aprendió tu hija.

―Fue muy astuta, te ayudó mucho el otro día. Deberías alegrarte, tienes una novia muy linda. ―Ella me dio un golpe en mi brazo de manera juguetona, pero no me parecía gracioso. ―Que mala cara, no tienes que preocuparte, no estás siendo infiel, es sólo una misión.

―No creo que le guste la idea a Nancy de que me bese con otras personas a sus espaldas, creo que eso si es una infidelidad. Tú misma dijiste que nunca aceptaste este tipo de misiones por respeto a tu esposo.

―Detalles, además no sabía que ustedes se habían besado. ―Ella alzó una de sus cejas.

―Bueno, no fue así...

―Mi padre era fan de la mitología griega, por eso decidió darme el nombre de Ares, aunque no creo que me represente al 100%, pero supongo que era uno de los nombres disponibles en la familia, pues...

―Ya estamos de vuelta, cerebritos. ―Beatrice se sentó a un lado de su prometido, quise buscar a Charlotte con la mirada para asegurarme de que todo estuviera en orden, pero ella se había adelantado y sentí sus labios impactar en mi mejilla. Charlotte se sentó a mi lado como si nada, solo se dedicó a mover las cosas en su plato rápidamente y por un momento olvidé que me encontraba en el medio de una misión pues una rara sensación volvió a mi estómago.

―No fue un beso. ―Le repetí cuando Camille volvió a insistir sobre si había besado a su hija o no. Decidí bajar del auto para empezar el camino dentro de La Academia, las clases estaban por iniciar. ―De todas formas, solo fue en ese contexto, no me interesa besar a Charlotte. Ni siquiera es mi tipo.

― ¿Cómo no soy tu tipo? ―Mi cuerpo se detuvo de golpe y miré lentamente a mi espalda, en donde Charlotte se encontraba junto a su madre.

¿En qué momento nos había alcanzado?

―Si Eris, ¿Cómo mi hija no es tu tipo?, ella es muy linda. ―Miré de mala forma a Camille, ella se estaba aguantando la risa.

―Eres linda, sólo que no eres mi tipo. ―Dije rápidamente. ―Pero eso debe darte igual, ¿No deberías estar en tu salón?

La Guerra de ErisWhere stories live. Discover now