XLVIII. Creencias

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—Impresionante —respondió fascinada Elise mirando con brillos en sus ojos a Shisui.

—Elise, ¿Sabías que los contratistas de convocatoria toman ciertos rasgos de personalidad según sus animales de convocatoria? —preguntó suavemente Shisui sintiendo sus labios curvarse en una sonrisa.

—¿Realmente? —preguntó sorprendida Elise, claro, el clan Inazuka era un clan evidente de ello, pero ellos eran más criados por perros, ¿No? Y, bueno, no hay muchos comportamientos animales en Sasuke, Sakura y Naruto pertenecientes a sus convocatorias.

—Sí, por ejemplo, a los Hatake, debido a su estrecha relación durante generaciones con los perros y lobos, tienen un sentido del olfato y el oído más agudos, también, al igual que los Inazuka, tienden a incluir a sus amigos más cercanos o familiares en su "manada" y los marcan como suyos con marcas de olor que otros simplemente no pueden sentir.

—Woow...

—Yo formé un contrato de invocación con los cuervos —habló suavemente Shisui y pasó suavemente su gran y cálida palma por el estomago plano de su amada Elise—. Elise, ¿Sabias que los Uchiha aman más intensamente que nadie? —preguntó en un susurro suave y meloso, haciendo que la pelirrosa se estremeciera ligeramente al sentir la respiración del azabache contra su cuello desnudo—. Los Uchiha usualmente, cuando se enamoran una vez, cuando su cariño realmente se vuelve amor, aman para toda la vida...

Elise se sintió ligeramente mareada por el repentino e intenso calor que estaba emitiendo el cuerpo de Shisui.

—El amor de los Uchiha es intenso, como una llama feroz que una vez se enciende, nunca se apaga como el fuego sagrado de Amaterasu-sama. Nuestro amor es una llama constante de la cual la única forma de sacudirla y hacerla titubear es acabar con nuestro objeto de amor... pero en ese caso, solo hay dos posibles situaciones que un Uchiha consideraría como viables, una, en donde nuestro dolor es tanto que nos apagamos junto con nuestro amor... o dos, quemamos el mundo para que todos sientan el alcance de nuestro dolor... —murmuró roncamente Shisui con los ojos rojos y sus labios rosando los de Elise.

—Ah... —jadeó Elise sintiendo sus ojos temblar y sus mejillas sonrojarse por la cercanía.

—Los cuervos con monógamos... y se aparean con una pareja durante toda su vida —terminó Shisui y suavemente presionó sus labios contra los de su pareja.

Sus ojos se cerraron y volvieron a la normalidad.

—¡Bien! ¿Deberíamos ir a otra tienda? —preguntó alegremente Shisui mientras arrastraba a Elise a la caja registradora y pegaba algunos calcetines, mantas, almohadas y peluches.

—S-Shisui... ¿No crees que estamos yendo demasiado r-rápido? ¡Ni siquiera le hemos avisado a mis padres! —habló alarmada Elise y luego sintió sus mejillas sonrojarse— Y-y... y tampoco sabemos el sexo del bebé, ¿Qué sucede si es una niña y no un niño?

—Presentimiento de padre, cariño. Sé que nacerá un lindo y saludable niño —tarareó Shisui felizmente—. Pero si naciera una niña, no me opondría, ¿Cómo podría hacerlo? ¡Otra pequeña princesa que llenaría mi rebosante corazón!

Elise soltó una risita mientras trotaba ligeramente detrás de Shisui, el cual agarraba su mano con entusiasmo recorriendo las concurridas calles de Konoha.

—Entonces... ¿Podrías contarme un poco más de la cultura Uchiha y todo eso? —preguntó intrigada Elise y luego se sobresaltó—. Claro, si se puede y no es mucha molestia, no me gustaría causarte problemas con cosas del clan y eso... —balbuceó la pelirrosa con las mejillas sonrojadas.

Los clanes solían ser muy cerrados al respecto de todo y apenas compartían cosas sobre ellos con otros fuera de su clan, no le sorprendería que aquel que comentara muchas cosas sobre el clan fuese castigado.

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